Este artículo fue publicado en el Portal Punto Gov, en su edición en linea del martes 3 de junio de 2008.
Por Sabrina Díaz Rato
La iniciativa de implementar el voto electrónico en las próximas elecciones porteñas de 2009 cobró impulso a partir de las declaraciones de Mauricio Macri durante la sexta edición de VotoBit. Resumen del debate abierto en la legislatura porteña.
Durante la sexta edición del Congreso VotoBit, el jefe porteño Mauricio Macri, expresó la voluntad de incorporar el voto electrónico en las próximas elecciones del 2009. Según dijo, el sistema servirá “no solo por lo que aporta para garantizar transparencia electoral, sino también porque es un importante símbolo de modernización”.
El encuentro realizado en el predio de Exposiciones de la ciudad dio pie a que el Bloque Igualdad Social y la Fundación Vía Libre reunieran a legisladores oficialistas y de la oposición y expertos a favor y en contra del voto electrónico a debatir sobre el tema en la propia legislatura porteña el último viernes.
Los que se inclinaron a favor por el dispositivo digital atribuyeron “mayor transparencia, mayor participación ciudadana y eliminación de fraudes electores”. Y lo que argumentaron en contra, hablaron de “falta de garantías de la seguridad del sistema, desapoderamiento de la ciudadanía sobre las elecciones y aumento de desconfianza pública en el acto electoral”.
Como es evidente, el voto electrónico parte aguas. Pero si hay algo que encuentra un punto de coincidencia es que la tecnología por sí misma no resolverá las actuales fallas del sistema electoral de la ciudad. El abogado y presidente de Asociación Civil Actuar, Pablo Fraga, reconoció que “la tecnología siempre es un instrumento y ningún sistema informático es completamente seguro”. Sin embargo, “es un paso que hay que dar”, aseguró señalando que en Buenos Aires hay posibilidades de dar ese paso dada “la cantidad actual de conexiones” a diferencia de otras provincias que no cuentan con las “condiciones de la población en el uso de las nuevas tecnologías”.
Desde la vereda opuesta, Enrique Chaparro -especialista en seguridad de los sistemas de información y defensor del software libre- descartó esa posibilidad porque las pruebas técnicas que se viene haciendo “desde hace más de veinte años” no garantizan que “un modelo informático asegure la viabilidad de los sistemas de voto electrónico”.
Aunque suene paradójico, lo cierto es que las posiciones más lejanas del voto electrónico provienen de expertos y técnicos en informática. Alfredo Rezinovsky, del laboratorio de Informática e Investigación de la facultad de Ingenieria de la Universidad Nacional de Cuyo, sostuvo que los sistemas digitales de votación electrónica “no son transparentes y pueden ser atacados más que cualquier otro”. Lo que implicaría, según su posición, “enfrentarnos a una caja negra que nadie entiende muy bien”. Para Rezinovsky, el principal problema reside en la incertidumbre entre los votantes, auditores y fiscales de mesa que no van a tener control sobre la elección y los resultados”.
Perspectivas
Pero ninguna de esas evaluaciones parecen desalentar a los que pretenden hacer de Buenos Aires una de las pocas metrópolis del mundo con voto electrónico. En el panel siguiente, el autor del proyecto de ley, Cristian Ritondo, resumió las características del proyecto y aseguró que “solucionará los problemas de boleta única”. Además, -replicó el diputado del PRO- el mecanismo digital formulado en su normativa tendrá la particularidad de “estar auditado antes, durante y después del acto electoral” y el código fuente “deberá ser propiedad de la ciudad de Buenos Aires, no de las empresas”.
Así y todo, el ex titular de la Dirección Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo Escolar, puso la lupa sobre las asimetrías que trae aparejado el voto electrónico. Refiriéndose al hecho de que “todo proceso informático es un desapoderamiento de los que integran la mesa electoral”, coincidió con Fraga en que la emisión del sufragio por vía electrónica en la capital porteña no representa un problema “desde el punto de vista de las capacidades de los ciudadanos”. En la ciudad “hay plata y consenso”, añadió Escolar, -dos razones que parecen tener peso suficiente para los principales decisores sobre el asunto-, aunque advirtió: “es necesario un diseño institucional que permita apoderar al desapoderado”.
El proyecto de voto electrónico enunciado por el macrismo sin duda abre las puertas para la reformulación de la normativa electoral en la ciudad “que tiene un importante déficit”, coincidieron varios de los panelistas. Sin embargo, el mismo debate parece obstaculizar la posibilidad “del control de la ciudadanía sobre el voto eleccionario”, convinieron otros.
Una perspectiva interesante –y que trasciende la discusión tecnológica- surgió del legislador porteño Martín Hourest, por Igualdad Social, quien puso el foco sobre el razonamiento binario “si-no” cuando de voto electrónico se habla. “Estamos ante una política que empieza a discutir básicamente instrumentos”, expresó Hourest aludiendo a que cada vez que aparecen instrumentos novedosos más eficientes “son más ponderados que otros”.
No sonó ajeno el planteo. Más si se tiene en cuenta que del discurso modernizador suelen florecer “discursos antipolítica” que confunden los términos del debate. Algo que quedó reflejado en el encuentro del viernes donde no pareció haber quedado demasiado claro qué aportes tendrá la implementación del voto por vía electrónica. Pero valió la pena. Por primera vez distintas voces se sentaron en la misma mesa a debatir sobre un tema no menor para la ciudadanía.
Como sea, buena parte de los panelistas coincidió en que la ciudad requiere de un código electoral, una ley de financiamiento de partidos y de una reforma política. Asuntos que la tecnología –todavía, al menos- no es capaz de resolver por su cuenta.