Vía Libre cumple 20 años

Vía libre cumple 20 años.

Este texto fue publicado en el newsletter de Fundación Vía Libre el 30/11/2020, en su edición especial #VíaLibre20años. Para recibir las próximas entregas se pueden suscribir acá.  Agradecemos a @derechoaleer por la imagen. 

“Compartiendo la riqueza intelectual” fue la primera frase que identificó nuestra organización allá por el año 2000 cuando la Inspección de Personas Jurídicas de Córdoba aprobó la conformación de la “Fundación para la Difusión del Conocimiento y el Desarrollo Sustentable Vía Libre” tras la iniciativa de dos cordobeses: Daniel Polzella Cano y Federico Heinz, fundadores de la organización.

Cuentan los viejos que el nombre original iba a ser Fundación Bruno Diaz, que hasta se había reservado un dominio acorde y todo. Pero primó algo de cordura y finalmente la organización se terminó llamando todo eso que figura en el estatuto. Fundación Vía Libre para los amigos (amigas y amigues hoy). Con un logo que parecía más un aviso de una maternidad y rudimentos de comunicación humana, en un mundo integrado por geeks que propalaban chistes nerds de dudosa calidad, la Fundación inició su periplo hasta nuestros días.

Pensada como una organización emergente de la comunidad de Software Libre de Córdoba, pero con vínculos en todos los grupos de usuarios del país, Vía Libre se dedicó de lleno a la difusión, promoción y desarrollo de Software Libre, incluyendo la idea peregrina de tratar de contribuir al desarrollo de políticas públicas de uso de Software Libre en el Estado. Esta fue, quizás, la meta más ambiciosa de aquellos primeros años en los cuales el software libre no era tan popular y fácil de usar como es hoy.

Desde las viejas oficinas que supimos (y no supimos) mantener en Córdoba se hicieron infinidad de cosas: desde cursos de software libre, encuentros de Grulic, se montó un telecentro con acceso a todo el mundo, se hicieron proyectos locales, nacionales y hasta una buena cantidad de intervenciones a nivel internacional. La hermandad y cooperación con organizaciones internacionales siempre fue una fortaleza que pudimos profundizar con el correr de los años. Estuvimos en cuanto encuentro de Software Libre se hizo en los últimos 20 años, y compartimos infinidad de anécdotas y desafíos con esa comunidad de la que somos y seremos siempre parte.

Pero con el correr de los años, el Software Libre fue indispensable más no suficiente. Abrimos numerosos frentes de trabajo, siempre bajo la idea de promover tecnologías más justas, apropiadas socialmente, con una mirada de autonomía y  fundamentalmente con respeto a los Derechos Humanos.

Cuando Ushuaia probó por primera vez un sistema de voto electrónico, allá en el 2003, nos alineamos a los amigos de Tierra del Fuego para dar esa pelea, tras lo cual abrimos un eje permanente de trabajo sobre tecnologías electorales. Quizás este sea el eje que más nos ha desafiado pero el que reivindicamos como aquel en el que hemos tenido más éxito. Tuvimos que aprender sobre derecho electoral, rodearnos de organizaciones vinculadas a la política, dialogar con partidos y juristas, todo un campo nuevo para nuestra organización. Hoy, sentimos que nuestro trabajo ha sido una fuente clave en la construcción del consenso amplio de #NoAlVotoElectrónico en Argentina y en la región.

También aprendimos que la Convergencia con otros movimientos sociales era esencial para la discusión sobre propiedad intelectual de la que tanto hemos participado. Sin entender los demás aspectos de un tema global que involucra al comercio internacional y muchas otras áreas de la vida como la salud y la soberanía alimentaria no hubiéramos podido construir el trabajo de más de 15 años en seguimiento de la agenda de copyright y patentes. Desde ahí, nos forjamos una trayectoria en el seguimiento de las negociaciones de Comercio Internacional, un campo que superó con creces nuestro primer abordaje de la tecnología.

Sumamos también el área de la defensa del derecho humano a la intimidad, a la protección de datos personales y a la autodeterminación informativa como elementos centrales para la defensa de los derechos individuales, las libertades públicas y la autonomía de las personas. En este eje aprendimos además, junto a organizaciones amigas y colegas, que la defensa de derechos humanos en ámbitos mediados por tecnologías necesita profundizar en esos entornos más allá de las tecnologías. Así, terminamos metidos en debates sobre reformas procesales, servicios de inteligencia, investigación criminal, derecho penal, escuchas e interceptaciones de comunicaciones, legislación sobre temas de criminalidad compleja, acuerdos internacionales y muchos otros temas de los que hemos aprendido de la mano de organizaciones colegas con las que trabajamos intensamente en los últimos años.

No podemos olvidar también la incorporación de numerosos debates sobre regulaciones de internet, telecomunicaciones, medios de comunicación, que nos han desafiado a pensar más allá de lo obvio para buscar formas de promover, ante todo, los derechos de la ciudadanía. Y asi, con esos derechos como eje central de nuestra agenda, abordamos otros temas desafiantes de nuestro tiempo, como los nuevos temas vinculados al impacto de la Inteligencia Artificial, las decisiones mediadas por algoritmos, las nuevas relaciones laborales, las características propias del capitalismo post-industrial y muchos otros temas que convocan hoy nuestra agenda cotidiana.

Nada de esto sería posible sin la permanente ayuda y apoyo de un gran numero de amigos y amigas que forman parte del círculo cercano de Vía libre, que comparten visión, agendas y con quienes muchas veces debatimos para construir posiciones más sólidas. Nada de esto sería posible sin los organismos internacionales que confían y apoyan nuestro trabajo de forma sistemática y nos han permitido llegar a este extraño y dramático 2020 con una agenda llena de proyectos. Y así, nos disponemos a iniciar nuestros próximos 20 años con una cantidad de iniciativas y proyectos que nos llenan de satisfacción.

Hace muchos años, un directivo de una ONG de larguísima trayectoria en el tema ambiental me decía que una organización madura y se consolida recién cuando logra sostenerse por 20 años. Acá estamos. No se si maduramos. Pero trabajar, seguro que lo hacemos y mucho.

¡¡No hay mucho que decir más que Muchas Gracias a quienes pasaron, aportaron, discutieron, rieron, imaginaron y construyeron!! Y especialmente, a quienes nos han marcado el camino. Por eso, queremos dedicarle estos 20 años a la memoria de nuestro querido amigo Marcelo Baldi.

Por Vía Libre, 20 años y muchos más!!

¡Muchas gracias!

Beatriz Busaniche

Fundación Vía Libre

 

 

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