Más de 100 especialistas hacen un llamamiento para que las tecnologías de inteligencia artificial (IA) estén al servicio del bien común, generando una mejora en la calidad de vida de las personas y alineadas a los principios democráticos y de derechos humanos.
La semana pasada, durante el Encuentro Latinoamericano de Inteligencia Artificial KHIPU 2023, que reúne a la comunidad científica de la región, se presentó la Declaración de Montevideo sobre la Inteligencia Artificial para instar a gobiernos y empresas a que los desarrollos de IA se pongan al servicio de las personas, reflejando las particularidades y problemáticas de América Latina.
Según el documento, la implementación de estas tecnologías debe tener como parte fundamental de su proceso la evaluación y mitigación de riesgos e impactos, a través de instrumentos y procesos que detecten y prevengan el refuerzo de estereotipos o la profundización de la desigualdad. Asimismo, señala el impacto de estas tecnologías en el empleo como un tema ineludible y pide que se consideren las problemáticas del desempleo y la precarización con medidas proactivas y efectivas.
Uno de los pilares de este llamamiento es fortalecer la soberanía de los países latinoamericanos con respecto a las cuestiones estratégicas y regulatorias de la IA, con un desarrollo que aborde las problemáticas y realidades que vivimos y genere valor en nuestros países y no nos convierta en meros productores de datos.
Asimismo, se remarcó la importancia de avanzar en políticas públicas que aseguren un desarrollo claro y transparente de estas tecnologías, sin bloquear su desarrollo pero comunicando a la población con honestidad los riesgos y límites de la inteligencia artificial. Al momento, la mayoría de los países no tiene una estrategía de IA definida, lo que deja a la población vulnerable a usos problemáticos, como el riesgo que representa el uso de las tecnologías de reconocimiento facial en el espacio público tal como sucedió en varias ciudades de la región.
En la firma de esta declaratoria se destaca el respaldo de grandes referentes del campo tecnológicos internacional como Peter Norvig, Stuart Russel y Moshe Vardi, científicos pioneros del desarrollo de la IA, Federico Lecumberry y Maríá Inés Fariello (Universidad de la República), Luciana Benotti (Universidad Nacional de Córdoba), Laura Alonso Alemany (Universidad Nacional de Córdoba), Paola Ricaurte (Tecnológico de Monterrey), Sandra Avila (Universidade Estadual de Campinas), Joselyn Dunstan Escudero (Pontífica Universidad Católica), Beatriz Busaniche (Fundación Vía Libre), Fabrizio Scrollini (ILDA), junto a decenas de especialistas del campo. Ver lista completa de adhesiones.
DECLARACIÓN COMPLETA (también disponible aquí)
Las personas abajo firmantes, reunidas inicialmente en ocasión de Khipu – Encuentro Latinoamericano de Inteligencia Artificial – sabemos del potencial productivo de los sistemas de inteligencia artificial, así como los riesgos que conlleva su crecimiento irreflexivo. En nuestro rol desde la investigación y desarrollo de estos sistemas manifestamos que:
- Las tecnologías en general y los sistemas de Inteligencia Artificial (IA) en particular deben ser puestas al servicio de las personas. Mejorar la calidad de vida, las condiciones laborales, económicas, de salud y de bienestar general deben ser nuestra prioridad.
- La implementación de IA debe cumplir con los principios rectores de los Derechos Humanos, respetar y representar diferencias culturales, geográficas, económicas, ideológicas, religiosas entre otras, y no reforzar estereotipos o profundizar la desigualdad.
- Desde su diseño, la IA no debe dañar a las personas y se debe minimizar su impacto ambiental. La evaluación y mitigación de riesgos e impactos debe ser parte del proceso de diseño y debemos implementar instrumentos para prevenir, detectar tempranamente e incluso suspender la implementación de tecnologías cuyos riesgos sean inaceptables.
- El impacto de estas tecnologías en el empleo es un tema ineludible. Una mejora en la productividad debería tener un correlato directo en una mejora en las condiciones de trabajo y en la calidad del empleo, con especial atención a las poblaciones más vulnerables. Cualquier transformación del mercado laboral debe atender de forma prioritaria la problemática del desempleo y la precarización con medidas proactivas y efectivas.
- La diversidad cultural debe ser tenida en cuenta en los procesos de diseño y entrenamiento de modelos de IA ya que el comportamiento humano está moldeado por contextos diversos. De lo contrario, existe riesgo de que se excluya y minimice el acervo cultural latinoamericano que reivindicamos.
- Es urgente integrar cabalmente las particularidades de las culturas latinoamericanas en la creación de tecnologías de IA para la región; una creación pensada para y con los latinoamericanos, valorando su participación en investigación y desarrollo, y no sólo como meros productores de datos en bruto o anotaciones manuales con bajo valor agregado.
- Es imprescindible fortalecer la soberanía de los países latinoamericanos con respecto a las cuestiones estratégicas y regulatorias de la IA. Los esfuerzos en formación de personas al más alto nivel y desarrollo de pensamiento crítico, como Khipu, son cruciales para ese objetivo.
Proponemos desarrollar criterios y estándares que nos permitan calificar estas tecnologías según sus riesgos de manera clara y transparente, para avanzar en políticas públicas que protejan el bien común sin obturar los beneficios del desarrollo tecnológico. Desde la concepción de una solución tecnológica basada en IA y no después de creada, debemos preguntar cuál es el valor social que aporta y los riesgos que conlleva, con una mirada informada de la idiosincrasia latinoamericana. También es necesario analizar y comunicar honestamente sus limitaciones, sin exagerar sus capacidades ni hacer promesas inconducentes. No hay valor social en tecnologías que simplifican tareas a unas pocas personas generando alto riesgo para la dignidad de muchas otras, limitando sus oportunidades de desarrollo, su acceso a recursos y sus derechos.