Miradas sobre Chubut y el voto electrónico

Este artículo fue publicado en El diario de Paraná, Entre Ríos, el martes 29 de marzo de 2011.

Por Luciana Dalmagro
Aunque durante años fue bien visto pedir por su implementación, en momentos en que persisten las dudas sobre el resultado de las elecciones en Chubut, vuelven a aparecer voces a favor del voto electrónico, pero ahora son muchas también la que lo cuestionan. El análisis de especialistas y un repaso de lo que se dijo al respecto en Entre Ríos.

“¿Se imaginan una elección como la de Chubut con voto electrónico, sin que nadie haya visto nada?”, desafió en la TV Pública el jefe de Gabinete Aníbal Fernández. Acto seguido, aconsejó: “No hay mejor sistema que agarrar las actas, el borde del diario y la calculadora de mano. Es la única manera de llegar a un resultado sin discusión”. E inauguró una nueva polémica.

Durante años, el voto electrónico fue parte de las promesas de campaña de cada candidato y la mayoría de los gobernantes tuvieron algún pronunciamiento a favor. También es cierto que la mayoría no tenía mucha idea de lo que estaba hablando. Hoy, en sintonía con buena parte del mundo donde se está dando marcha atrás y volviendo a las boletas de papel, aparecieron voces críticas hacia el sistema. Pero persisten los que lo señalan como una panacea.

SISTEMA. Sergio Dines, docente e investigador de la carrera de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y estudioso del comportamiento electoral de la provincia, opina que lo que está sucediendo en Chubut, más allá de la sobre exhibición mediática, puede deberse tanto a errores humanos como a alteraciones sistemáticas de los telegramas. Pero marca que, más allá de las cuestiones políticas y judiciales que ocasionalmente deriven, no hay nada que no pueda subsanarse en el escrutinio definitivo o en el conteo voto por voto.
“El sistema es bueno y el fraude como tal es prácticamente imposible. Puede darse lo que se conoce como ‘voto cadena’, pero usualmente no llega a ocasionar diferencias significativas. O errores humanos que se corrigen en el procedimiento. Lo del 888 (un error donde se consignó 888 votos para el PJ Modelo Chubut y en realidad había 88 sufragios) que tanta trascendencia cobró puede ser un error involuntario, como tantos de ese estilo que se cometen en los telegramas. O puede ser algo sistemático y organizado, caso en el que deberá investigar la justicia. Pero insisto: el escrutinio definitivo disipa cualquier duda”, señaló a EL DIARIO.
Para Dines, lo que está pasando en Chubut también podría suceder en Entre Ríos. “De hecho, podría pasar en cualquier lugar del país. Sucedió con Luis Juez en Córdoba, con Sergio Varisco y Julio Solanas en Paraná en 1999, donde había una diferencia muy escasa. Hasta en la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) pasó algo por el estilo”, recordó.

La lectura política que realiza el investigador en caso de que se compruebe el fraude en Chubut es concreta: “Siendo desde la estructura de un Estado, ya que las sospechas recaerían sobre el partido gobernante, sería un Estado violando derechos ciudadanos. Es algo más que un simple delito que puede cometer un ciudadano. Y sería un intento de poner en duda todo el sistema, mirando hacia otros contextos y otras escalas. Queriendo mostrar que si esto ocurre en una elección a gobernador, también puede ocurrir en una elección presidencial”, grafica.

OPACIDAD. Beatriz Busaniche, es santafesina, docente en Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro de la Fundación Vía Libre, desde donde defienden el software libre e investigan sobre nuevas tecnologías y derechos ciudadanos. “Lejos de cumplir con lo que le atribuyen, por ejemplo que va a transparentar el acto electoral, el voto electrónico opaca el procedimiento. Comprender cómo es el proceso y poder auditarlo es algo que nos excede a la gran mayoría de los ciudadanos. No como ahora, que uno entiende de qué se trata y puede ir y presenciar la instancia que quiera”, describió.

“Se privatiza el acto electoral, que es el acto público esencial de la democracia”, acotó Busaniche, autora del libro Voto electrónico, los riesgos de una ilusión. Y graficó con una anécdota sencilla: en 2007 en la experiencia con voto electrónico llevada a cabo en la ciudad de Las Grutas, cuando todo empezó a fallar las autoridades de mesa lo único que pudieron hacer fue llamar al técnico de la empresa.

En una entrevista con LT14, la investigadora mencionó fallos contrarios al voto electrónico de la justicia alemana; el caso de Holanda, que después de 12 años de voto electrónico volvió al papel en 2008 y relató: “El año pasado, el tribunal electoral de Brasil realizó un desafío público para medir la seguridad del sistema: en media hora y con equipos cuyo valor no superaba los 10 reales un técnico no pudo cambiar el resultado de la urna en la que intervino, pero si logró saber por quién había votado cada ciudadano”. No se pudo cumplir con la condición constitucional de secreto que tiene el voto.

Desconocimiento y lobby empresarial son, para la especialista, las dos razones principales por las cuales políticos de todos los partidos se han mostrado proclives a la implementación. “También que abarata es una falacia. Equipar todas las mesas de un país con una terminal es carísimo. Son equipos informáticos. Si se alquilan, puede darse algo que ya ha sucedido, que es que la empresa propietaria no permita auditar las máquinas. Si el Estado los adquiere, ¿qué hace con los equipos entre una elección y otra? ¿Qué vida útil tienen, en un mundo en el que cada dos años cambiamos de computadora? Nadie contempla estos aspectos a la hora de hablar loas del voto electrónico”, increpó.

Concluyó Busaniche diciendo que recién ahora se escuchan algunas voces en contra porque antes la gente no se animaba a decirlo: “Te acusan de retrógrado, de anticuado, de estar con la vieja política. Y nadie quiere que le digan ese tipo de cosas”.

ldalmagro@eldiario.com.ar

Al margen

Raúl Taleb. En 2007, cuando era senador electo, propuso una prueba piloto para las elecciones legislativas de 2009. “El sistema tiene muchas ventajas: agiliza el voto, garantiza la transparencia y rapidez en el conteo y evita que se carguen los datos del escrutinio provisorio según la conveniencia de los gobiernos, para crear la noche de las elecciones una imagen de triunfalismo ante los medios de comunicación”.

Ana D’ Angelo. En marzo de 2010, la diputada provincial ponderó la experiencia de Pinamar y consideró al voto electrónico “un salto cualitativo serio en las prácticas electorales que jerarquiza la democracia, garantiza el respeto a la voluntad popular, termina con la intermediación entre el Estado y los que más lo necesitan, despeja la manipulación, transparenta el proceso electoral y ofrece garantías al electorado”. Impulsó la implementación en el marco de un proyecto de reforma electoral.

Sergio Urribarri. Cuando era ministro de Gobierno, en 2004, mencionó la idea de realizar algunas pruebas piloto en los comicios del año siguiente y contó que se habían pedido algunos informes a dos estados brasileños con experiencia en la materia. Finalmente, las experiencias no se concretaron.

Juan Domingo Zacarías. En febrero de este año, el diputado provincial insistió con la división por cargos de la boleta sábana y sumó un pedido para que en octubre se haga en Paraná la primera experiencia provincial de voto electrónico. “Sería un hecho moderno, auspicioso y serviría como ejemplo para el resto de la provincia”, sostuvo.

Jorge Busti. En noviembre de 2007, poco antes de dejar el gobierno, se mostró poco partidario de la instauración del voto electrónico en la provincia. “En la última elección de Estados Unidos estuvieron contando los votos dos o tres meses. Nuestro sistema tan malo no ha sido”, defendió.

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