Las universidades vuelven al software libre

La Voz del Interior Si bien en la mayoría de los casos la motivación inicial para evaluar el software libre es económica, por la imposibilidad de afrontar los costos de licenciamiento, las universidades están descubriendo que el uso de software libre, tanto en la parte administrativa como en la académica, les permite aplicar soluciones novedosas que antes eran imposibles.

El software libre nació en las universidades. En la infancia de la computación, los investigadores compartían libremente los programas que producían, de acuerdo con la tradición científica de libre flujo de la información. Décadas más tarde, con la aparición en escena del software privativo, la confección de copias de ciertos programas pasó a ser ilegal, y nuevamente fue en el seno de dos universidades estadounidenses (Massachusetts y California) donde cobró fuerza la idea de desarrollar software con el expreso propósito de que pueda ser libremente compartido por todos. Desde entonces, gran parte de los proyectos de software libre han sido originados a partir de proyectos universitarios o estudiantiles.

Informáticos lideran hinchada

Las facultades que dictan carreras relacionadas directamente a la informática, por cierto, son las primeras en avanzar en el uso de software libre. Al fin y al cabo, sus alumnos están aprendiendo a diseñar y crear programas, y la mejor manera de hacerlo es estudiando cómo están hechos los programas exitosos. El software libre, cuya licencia no presenta obstáculos a que los alumnos lo estudien y modifiquen a gusto, es así una herramienta didáctica invaluable. En la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Computación de la Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física de la Universidad Nacional de Córdoba, por ejemplo, los alumnos pueden obtener su título sin necesidad de usar software privativo en ningún momento.

En la Universidad Nacional de Rosario, los alumnos de la misma licenciatura aún necesitan usar software privativo para completar sus estudios, pero eso está cambiando. Una reciente resolución del Departamento de Ciencias de la Computación establece que para las actividades de la carrera sólo se admitirá el software libre. Entre las razones para esta medida, la resolución del 26 de mayo del 2003 menciona: “La específica naturaleza de nuestros estudios hacen que (…) no exista justificación para el empleo de herramientas informáticas de las que, al menos, no sea conocida su estructura interna de funcionamiento”. La lógica es impecable: no se puede enseñar mecánica a un alumno que no tiene permitido desarmar un motor.

En prácticamente todas las universidades en las que se dictan carreras relacionadas con la informática existen grupos de usuarios de software libre que fomentan su uso. El Grupo de Usuarios de Linux en Córdoba (Grulic) organiza regularmente jornadas de divulgación dentro de la universidad, así como festivales en los que ayudan al público a instalar software libre en sus máquinas.

En Buenos Aires, el Grupo de Usuarios de Software Libre en Exactas ha creado un CD que contiene todos los programas que los alumnos necesitan en los dos primeros años de la carrera. Como el software es libre, el CD se puede reproducir por poco dinero y se vende junto con las fotocopias de los apuntes.

No sólo para marcianos

Algunas carreras fuera del circuito estricto de la computación también están descubriendo las ventajas del software libre.

Cuando la Facultad de Psicología de la UNC obtuvo finalmente los recursos necesarios para informatizar su actividad administrativa y académica, se encontró con que el uso de software libre le permitía un ahorro sustancial en concepto de licencias. Gracias a ese ahorro, pudo comprar más y mejores computadoras. Para apoyar a los alumnos de la Facultad de Ingeniería de Rosario, el Departamento de Ciencias de la Computación de esa facultad crearon un CD-ROM que contiene software libre útil para los estudios. Los programas de este CD-ROM funcionan bajo Microsoft Windows, porque quienes los seleccionaron son conscientes de que la mayoría de los alumnos que recién ingresan a la universidad sólo conocen ese sistema. La idea es que a través de la exposición a estos programas en un entorno familiar, los nuevos usuarios pierdan el miedo a lo desconocido, y en algún momento se atrevan a dar el salto hacia un sistema operativo libre.

En realidad, el uso de software libre en carreras no relacionadas con la informática es una buena idea por muchas razones. Entre las más poderosas está el hecho de que, parafraseando a Napoleón, el software es demasiado importante para confiárselo a los informáticos. Es cierto que son éstos quienes, con mayor probabilidad, terminen programando los sistemas de computación.

Pero para que un programa de apoyo a la medicina sea realmente útil, es indispensable que quien establezca los requerimientos sea un médico. El uso de software privativo durante el estudio sólo constituye entrenamiento en habilidades específicas de un programa en particular que el estudiante deberá licenciar si pretende usarlo una vez recibido. El software libre, por el contrario, fomenta la participación del usuario en el proceso de desarrollo, estableciendo canales de comunicación para que éste critique, sugiera mejoras, y aporte conocimiento. De esta manera, un alumno que usa software libre para sus estudios no sólo aprende a manejar una herramienta que podrá usar y compartir en su casa, sino que también comprende que la funcionalidad de los programas de computadora no es “verdad revelada”. Su exposición al proceso de desarrollo y maduración de los programas le permite saber que puede modificarlos para resolver nuevos problemas, y le da experiencia en la formulación de requerimientos de sistemas de información, tarea que seguramente será de importancia en su vida profesional.

Una oportunidad

El uso y desarrollo de software libre en la universidad es mucho más que una simple manera de optimizar los magros recursos de los que dispone. Es una oportunidad concreta para todos los alumnos de participar en el esfuerzo de construcción colectiva global más grande que registra la historia, de abandonar el rol de receptores pasivos de tecnología producida en otro lado y comenzar a ser protagonistas activos en su creación sin necesidad de emigrar para ello. El software libre vuelve a casa.

Con amigos como éstos…

Son muchas las universidades que están en proceso de adopción del software libre: además de las mencionadas en el artículo central, hay iniciativas en distintos grados de avance en las universidades nacionales del Litoral, La Rioja, Salta, Centro, Mendoza, La Plata y otras. Varias Facultades Regionales de la Universidad Tecnológica Nacional cuentan con laboratorios equipado con software libre. Es una pena que todas ellas se encuentren con que existen obstáculos artificiales que les impiden dejar de usar software privativo.

Uno de ellos es el Sistema de Información Universitaria. Se trata de una serie de programas orientados a la gestión universitaria, desarrollados con dinero de las universidades nacionales. Ò¢óstas están prácticamente forzadas a implementarlo, pues de ello depende el desembolso de ciertos fondos. Lamentablemente, el SIU no sólo no es software libre, sino que requiere una extensa plataforma de software privativo para funcionar. Así, las universidades se encuentran con que el principal escollo que deben superar para migrar a software libre es un sistema que fue desarrollado con su propio dinero. Afortunadamente, no todas son malas noticias acerca de SIU: en los últimos tiempos, algunos de sus nuevos desarrollos están basados en software libre, y hasta está en evaluación el uso de un sistema de bibliotecas libres desarrollado en Nueva Zelanda, llamado Koha.

Otra dificultad importante es que organizaciones estatales como el Conicet y otras exigen, para la presentación de solicitudes y proyectos, que éstos sean entregados en formato Microsoft Word, o que se los prepare utilizando programas privativos tales como el navegador Microsoft Internet Explorer. Esta exigencia está en flagrante violación del principio de neutralidad tecnológica que el Estado debe preservar, pero cada vez que hay que presentar un proyecto o pedir un incentivo, los investigadores usuarios de software libre deben salir a buscar una máquina equipada con Microsoft Windows. Por extraño que parezca, el mismo Ministerio de Educación de la Nación es un obstáculo para la adopción del software libre.

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