Investigación de “The Economist“, 14/4/01 Parte 2
El software está migrando de las computadoras de los usuarios a la Internet.
El edificio de dos pisos de Exodus Communications en Santa Clara, en el corazón de Silicon Valley, tiene el aspecto de un depósito cualquiera. Pero trate de entrar y observará varios guardias parapetados detrás de gruesos vidrios blindados que lo miran con sospecha. Ni siquiera abrirán la puerta hasta que Ud. haya colocado su mano en un lector de huellas digitales y mostrado un carnet electrónico. El lugar está protegido como una cárcel de máxima seguridad. Una vez adentro, es fácil ver porqué. Es un enorme centro de datos, lleno de miles de servidores (las computadoras super rápidas que proveen páginas de la red y otros datos), apilados en estanterías metálicas y encerrados en jaulas encadenadas. Un sistema de aire acondicionado poderoso evita que el edificio se recaliente. Varios cables de fibra óptica conectan con la Internet. Y generadores a diesel de emergencia están listos para encenderse en caso de que falle la energía (un riesgo real en estos días en California) Los centros de datos como éste son la prueba física de que el software se está convirtiendo en servicios a los cuales los usuarios pueden acceder via la Internet antes que desde un programa que ellos corren en sus computadoras. Hace un año, los “servicios de aplicaciones” y sus proveedores, conocidos como ASPs, eran lo más de moda en la industria de la computación. Los inversores de riesgo ponían allí su dinero. La mayoría de las firmas de software hacían a sus programas “alojables” en los servidores.
La euforia inicial se ha moderado un tanto, no sólo a causa de que algunas ASPs han quedado panza arriba. Aún el líder del mercado, USInternetworking, ha flirteado recientemente con el desastre. Pero la industria del software no está pensando dos veces el concepto. Más bien, está imaginando con calma de qué manera usar mejor la nueva tecnología – de una manera muy similar a lo que sucedió hace casi un siglo, cuando las fábricas tuvieron que aprender que a medida que la electricidad reemplazaba al vapor, no había necesidad de agrupar la maquinaria alrededor de la fuente de energía. La industria del software tiene que resolver algunos problemas espinosos. El más fundamental es qué tipo de software – refiriéndose esencialmente a la inteligencia decomputación – debería residir en la computadora del usuario y cuál en un servidor. El siguiente es si las compañías deberían albergar las aplicaciones ellas mismas o tercerizarlas con un proveedor de servicios. Y finalmente, qué clase de ASP ganará la partida? El procesamiento ha sido siempre un blanco móvil. En los primeros tiempos, cuando la computación era cara, la mayoría de las aplicaciones corrían en grandes equipos y eran accedidos desde terminales “bobas”. Más tarde, la ley de Moore – que dice que el poder de los chips de computación se duplica cada 18 meses – convirtió a la PC en el alojamiento elegido para el software. La Internet está expulsando a la inteligencia afuera, hacia la red. Pero, hasta dónde?
Local o remoto?
Las respuestas que están ofreciendo los pesos pesados de la industria dependen de qué lado de la industria están. Sun Microsistems, que gana su dinero con servidores poderosos, argumenta que la mayor parte del software se mudará a la red y será accedida a través de navegadores. Microsoft disputa que siempre habrá necesidad de un “cliente inteligente”, por lo que se está refiriendo a una computadora que opere bajo Windows. Ambos están en lo cierto y están equivocados – depende. Todavía hay buenas razones para mantener software en una computadora local. La mayoría de los usuarios preferirán tener sus editores de texto o planillas de cálculo en sus propias PCs, donde siempre estarán accesibles. Las aplicaciones de la red pueden ser pesadas y las conexiones a Internet son a menudo lentas y poco confiables. El crecimiento reciente de par-con-par (P2P), una tecnología nueva muy cacareada, ha desplazado el argumento ligeramente a favor de Microsoft. Los servicios P2P como Napster, Gnutella y Aimster permiten a los usuarios de Internet intercambiar archivos musicales y otros datos directamente entre ellos, pero para ello se necesita una computadora poderosa y un disco duro grande-no sólo un “cliente delgado” con un navegador.
Aún así la Internet ya está cambiando el software de las PCs y haciendo posible nuevas clases de ofertas. Por ejemplo Eazel, una nueva empresa, ha compaginado un servicio en línea que monitorea las PCs que corren Linux, alertando a los usuarios si hay un problema y realizando actualizaciones automáticas a través de la Internet. Otro servicio nuevo, ThinkFree, les permite a los usuarios trabajar en línea y fuera de línea, bajando pequeñas aplicaciones de oficina escritas en Java, un lenguaje de programación, que luego corren en un navegador de la red.
Por otro lado, hay razones de peso para poner cierto tipo de aplicaciones en un servidor. Los candidatos más firmes son programas que son accedidos no sólo por individuos o pequeños grupos de empleados con una PC, sino compartidos por muchos usuarios con diferentes aparatos, como teléfonos celulares o computadoras de mano. De igual modo, cualquier software que necesita ser actualizado con frecuencia es mejor que resida en un servidor central.
La mayor parte del software para empresas, tales como los programas que manejan mercados online o relaciones con los clientes, se ajustan a estos criterios. Pero aún los paquetes del tradicional Enterprise Resource Planning (ERP) tienen una buena chance de mudarse a la red. Es por eso que PeopleSoft, un vendedor de software para empresas, ha reescrito completamente el código para sus aplicaciones de recursos humanos y otras más, para uso en Internet. El ejecutivo principal de PeopleSoft, Craig Conway, explica que las firmas no tienen que contratar una ASP para acceder al software en un servidor. Pero tercerizar un servicio de software muchas veces tiene sentido para compañías pequeñas y medianas que no pueden permitirse una infraestructura tecnológica informática sofisticada, pero desean usar los productos más avanzados, dice el Sr. Conway. “Es como poder empezar tu carrera como chofer con un Mercedes nuevo, en vez de un cacharro”.
Las ASPs todavía no han tenido mucho éxito con las firmas grandes hasta ahora, principalmente porque las compañías quieren mantener un control estricto de sus aplicaciones y de sus datos. Sin embargo, algunas han sido persuadidas de las ventajas de las ASPs. En vez de tener que gastar tiempo y dinero habiéndoselas con las nuevas tecnologías, sus clientes pueden trasladar toda la cuestión de alta tecnología a algún otro y así seguir con sus propios asuntos. Para George Kadifa, jefe ejecutivo de Corio, uno de los líderes entre las más o menos 500 ASPs que han brotado en los EE.UU. solamente, lo que hace más atractivos a los servicios de las compañías como la suya no es el software en sí, sino su implementación libre de problemas.
No todos están de acuerdo. Bill Gurley, socio general en Benchmark Capital, una firma de capitales de riesgo, dice que las compañías como Corio son sólo “oficinas de servicios” que no poseen mucho en términos de propiedad intelectual. También argumenta que la mayoría de las aplicaciones que ellos albergan no están escritas específicamente para la Internet, lo que significa en esencia que tienen que correr un paquete de servidores separado para cada cliente – una proposición no precisamente eficiente.
Esa es la razón por la cual el Sr. Gurley ha invertido en una clase diferente de ASP: Employease.3 un proveedor de servicios de Recursos Humanos basado en Atlanta, que ha construído su aplicación enteramente para la Internet. No sorprende entonces que el servicio de la firma luce y se siente mucho más como un gran sitio de la red, tal como eBay, que como software tradicional. Corre en un sistema singular centralizado de computación, de modo que se pueden agregar nuevos clientes fácilmente.
El hecho de ser especialmente diseñado para la Internet no es sólo una ventaja técnica. Significa que Employease es accesible no sólo para los expertos de recursos humanos de una compañía (como lo son la mayoría de las aplicaciones de RH) sino también a sus empleados, así como a terceros, como las compañías de seguros o servicios de liquidación de haberes. “Estamos permitiendo la colaboración más allá de las paredes del departamento de RH”, dice Michael Seckler, cofundador y Jefe de Marketing de Employease.
Cuando el Sr. Seckler y sus colegas lanzaron su compañía en 1996, su oferta parecía exótica, pero ahora hay docenas de empresas nuevas que ofrecen similares servicios sólo para Internet. NetLedger, por ejemplo, opera un servicio de contabilidad basado en la red. Salesforce.com puede ayudar a Ud. a manejar sus relaciones con los clientes automáticamente. Y ourproject.com facilita manejar proyectos online.
La pregunta extraña.
Sin embargo estas ASPs comparten un problema con todas las empresas “puntocom”: todavía deben demostrar que pueden realmente ganar dinero. Salesforce.com, por ejemplo, afirma tener 2000 clientes, la mayoría pequeños y medianas firmas, que le pagan un abono mensual de $ 50 por cada vendedor conectado. Esto no está mal para un servicio que apareció hace sólo un año, pero los números deberán crecer todavía dramáticamente si Salesforce.com pretende tener algo de utilidad.
El Sr. Conway, de PeopleSoft, cree que la mayor parte de las ASPs independientes carecen de un modelo de negocios sostenible. “Este es un mercado sobreexpandido”, dice él. “Pronto habrá muchos peces flotando en el río”. El ve los servicios de aplicaciones como otro canal de distribución para su compañía que no necesitará sostenerse económicamente al principio, pero que con el tiempo se convertirá en una parte grande y rentable de sus negocios. El Sr. Seckler de Employease no está de acuerdo: “Es difícil para los interesados cambiar de un modelo a otro – es preciso cambiar toda la cultura, educar al equipo de ventas y así todo”.
Cualquiera que sea el modelo que demuestre ser el más exitoso, los servicios de aplicación van a tener un impacto enorme en la industria del software. Pero los desafíos técnicos empalidecerán en comparación con los nuevos desafíos económicos a los que las firmas de software tendrán que adaptarse. La forma en que el sector solía operar era fundamentalmente ineficiente. Aun como prestador genuino de servicio (de todos modos automatizado), se comportaba como una industria. Ponía sus productos en discos flexibles o CD-ROMS, les cargaba un buen precio y dejaba el resto a los usuarios.
Esto creaba incentivos no saludables para las firmas de software. En vez de desarrollar software que trabaja bien y es fácil de usar, muchas de ellas se concentraban en vender otra actualización más con aún más capacidades. Los mercados de capitales descubrieron que ser el primero con un producto nuevo era a menudo una ventaja invencible y que las cotizaciones en los mercados financieros dependían del crecimiento empinado de los ingresos.
Cuando el software se convierte en un servicio online, el interés de los vendedores y clientes se acomoda mejor porque los proveedores deben comportarse más como un servicio público. “Sólo me pagan si mi servicio está corriendo y mis clientes están contentos”, dice Marc Benioff, presidente de Salesforce.com y veterano de 13 años de Oracle. Al describir sus años en la empresa de software tradicional, recuerda: “No nos preocupaba si estabas levantado y corriendo, sólo nos preocupábamos por los números”.
Las firmas de software también deben acostumbrarse al hecho de que ya no recibirán el total de sus derechos de licenciamiento por anticipado. La mayor parte de las ASPs cobran un cargo de instalación, pero muchos de sus ingresos provienen de suscripciones mensuales. Será duro para los interesados hacer la transición, porque les reducirá la tasa de crecimiento de sus ingresos por licencias – y hasta ahora han sido estas tasas el principal factor determinante de las valuaciones de las compañías de software, de acuerdo a un estudio reciente de McKinsey, una consultora.
Entre las empresas grandes, Oracle es probablemente la que ha ido más lejos en el tránsito del mundo de fuera de línea al mundo online. Bien temprano, en 1998, la segunda firma de software más grande del mundo puso la mayoría de sus programas online – no sólo porque esperaba bajar los costos de soporte. Si Oracle lo corre ella misma, el programa es mucho más fácil de mantener, argumenta Tim Chou, presidente de Business OnLine, que pronto será rebautizada como Oracle.com.
Hasta ahora, la nueva unidad lleva a cabo una pequeña parte de los negocios de Oracle, contribuyendo sólo con una pequeña parte de sus ingresos totales de $ 2.7 millardos en el primer trimestre del año. Pero si Larry Ellison, el principal ejecutivo de la firma está acertado en predecir que en tres años cerca de dos tercios de todas las aplicaciones serán distribuídas por ASPs, esa parte debería crecer rápidamente. “La pregunta de $ 50 millardos es si podremos hacer la transición”, dice el Sr. Chou. “En todo caso, si no lo intentamos, no existiremos en el futuro”. Pero convertirse en una ASP no es el único gran desafío que la Internet ha creado para los interesados como Oracle. El otro, tan formidable como éste, es la tendencia hacia el software libre desarrollado online.