Coronavirus, tecnología y privacidad

Por Carolina Martínez Elebi.

El 31 de diciembre de 2019, en Wuhan (China), fue notificado por primera vez el brote de enfermedad por coronavirus a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde entonces, el virus no se detuvo y se expandió a distintos puntos del mundo hasta convertirse en una pandemia que, al día de hoy, se encuentra presente en 187 países o regiones, con un total de 3.444.236 casos confirmados. Desde entonces, se establecieron dos medidas a nivel global que se consideraron las más efectivas para contrarrestar su avance: el aislamiento y el distanciamiento físico. Teniendo en cuenta esto, países como China y Corea del Sur comenzaron a utilizar sus sistemas de vigilancia para hacer cumplir estas y otras medidas para combatir la propagación del virus. A raíz de esto, el despliegue del uso de tecnología para combatir y afrontar el avance del virus cruzó fronteras y llegó a Europa, Australia, Estados Unidos((“Así funciona la herramienta de rastreo de coronavirus de Apple y Google” por J. M. Sánchez para ABC. Publicado el 17 de abril de 2020. Disponible en: https://www.abc.es/tecnologia/informatica/software/abci-funciona-proyecto-aplicacion-rastreo-coronavirus-apple-y-google-202004150156_noticia_amp.html)) y varios países de América Latina, incluyendo a la Argentina. Así, se conocieron desarrollos de tecnologías varias, algunas de Inteligencia Artificial, con diversos objetivos: detección y seguimiento de la población y la evaluación de los riesgos de infección, entre otros.

En el caso de la detección de la población el objetivo es identificar quién podría estar enfermo -debido a si estuvo en contacto con otras personas infectadas o si acababa de estar en algún país que ya tenía casos de coronavirus- para contener el avance del contagio. En este caso, algunas aplicaciones utilizan la información sobre el tiempo que las personas pasan en un lugar en particular y sobre la cantidad de infecciones que ocurren allí para que los científicos puedan crear modelos espaciales que representan la evolución de los contactos entre las personas infectadas, y así capturar cómo evoluciona la transmisión((“How the virus got out” por Jin Wu, Weiyi Cai, Derek Watkins y James Glanz para The New York Times, el 22 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.nytimes.com/interactive/2020/03/22/world/coronavirus-spread.html?referringSource=articleShare)). Por otro lado, las aplicaciones de evaluación de los riesgos de infección son, además de para identificar posibles casos, para descomprimir el sistema de salud de cada ciudad y evitar aglomeraciones de personas en lugares donde los contagios son más probables. 

Algunas de las tecnologías de IA que se están desarrollando para manejar el avance del COVID-19 en distintos países del mundo: control de la población; aplicaciones de evaluación de riesgo; dispositivo que permite monitorear la frecuencia respiratoria de pacientes con COVID-19 de manera remota((“EEUU: desarrollaron un dispositivo que emplea señales wifi e inteligencia artificial para monitorear de forma remota a pacientes con coronavirus” por Desirée Jaimovich para Infobae. Publicado el 16 de abril de 2020. Disponible en: https://www.infobae.com/america/tecno/2020/04/16/eeuu-desarrollaron-un-dispositivo-que-emplea-senales-wifi-e-inteligencia-artificial-para-monitorear-de-forma-remota-a-pacientes-con-coronavirus/)); un sistema de IA para analizar miles de trabajos de investigación -publicados con acceso abierto para facilitar los avances en la investigación y el trabajo colaborativo- sobre los efectos del virus en la salud, posibles tratamientos y la dinámica de la pandemia((“La nueva arma contra el COVID-19: una web con más de 24.000 ‘papers'”, por Karen Hao (traducido por Ana Milutinovic) para MIT Technology Review. Publicado el 19 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.technologyreview.es/s/12030/la-nueva-arma-contra-el-covid-19-una-web-con-mas-de-24000-papers)); IA para la detección y eliminación automáticas de “fake news” o campañas de desinformación relacionadas con el virus publicadas en redes sociales como Facebook; entre otras.

Todo sistema de machine learning necesita cargarse de datos para analizar y poder establecer predicciones, categorías o tomar decisiones. Aplicaciones como las de detección de la población y las de evaluación de los riesgos de infección solicitan algunos de los siguientes datos y permisos para acceder a datos que registra y almacena el dispositivo móvil: datos personales (que permitan identificar y ponerse en contacto con cada ciudadano que se registre); datos de ubicación; acceso a micrófono y cámara del dispositivo; datos de tráfico; datos de salud y datos biométricos.

En este sentido, es fundamental que en cada país en que se implementen tecnologías que almacenen y analicen esta cantidad y tipos de datos, las autoridades se aseguren de que el intercambio de datos se ajuste a las normas de privacidad y no genere riesgos de que los datos de las personas sean mal utilizados. Para evitar esto último, desde diversos sectores defensores del derecho a la privacidad -organizaciones de la sociedad civil y académicos- sostienen que estas tecnologías que recolectan datos personales, de salud, biométricos y de ubicación, deben ser medidas de excepción, limitadas en el tiempo, usadas sólo bajo estricta necesidad, implementadas en absoluta transparencia y eliminadas ni bien pase la razón que justificó su uso, con la consiguiente destrucción de registros que permitan o habiliten discriminación o afectación de derechos de las personas. Los posibles riesgos e impactos sociales que se identifican del uso de estas tecnologías, que muchas veces es opaco, son: Discriminación arbitraria((“Evaluating and Testing Persons for Coronavirus Disease 2019 (COVID-19)” por Centers for Disease Control and Prevention. Actualizado el 24 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-criteria.html))((“Who gets a Coronavirus test? We’re asking every state for its algorithm” por Colin Lecher para The Markup. Publicado el 19 de marzo de 2020. Disponible en: https://themarkup.org/coronavirus/2020/03/19/who-gets-a-coronavirus-test)), vulneración de la privacidad((“South Koreans find creative ways to combat Covid-19” por Chang May Choon para The Straits Times. Publicado el 23 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.straitstimes.com/asia/east-asia/s-koreans-find-creative-ways-to-combat-covid-19))((“TraceTogether – behind the scenes look at its development process” publicado el 25 de marzo de 2020 en el sitio oficial GOVTECH de Singapur. Disponible en: https://www.tech.gov.sg/media/technews/tracetogether-behind-the-scenes-look-at-its-development-process))((“El MIT lanza una ‘app’ que le avisa si se ha cruzado con algún infectado”, por Will Douglas Heaven (y traducido por Ana Milutinovic) para MIT Technology Review. Publicado el 23 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.technologyreview.es/s/12033/el-mit-lanza-una-app-que-le-avisa-si-se-ha-cruzado-con-algun-infectado. Artículo original, en inglés: https://www.technologyreview.com/s/615372/coronavirus-infection-tests-app-pandemic-location-privacy/)) , y censura arbitraria de información.

En Argentina, el 20 de marzo de 2020 comenzó a regir el Decreto de Necesidad y Urgencia 297/2020 firmado por el presidente Alberto Fernández, a través del que aprobó la medida de “Aislamiento social, preventivo y obligatorio”. El lunes 23 de marzo la Secretaría de Innovación Pública que depende de Jefatura de Gabinete de la Nación, presentó un formulario publicado en la web y una aplicación bajo el nombre de “Autoevaluación de síntomas de Coronavirus COVID-19”. El lunes 27 de abril se lanzó una actualización de esta aplicación -debido a las fallas técnicas y de diseño que se habían cuestionado-, llamada CuidAR que, para registrarse es necesario habilitar la geolocalización e ingresar el DNI: “El objetivo de esta segunda versión es permitir la autoevaluación de síntomas en pocos pasos y sumar la posibilidad de añadir al Certificado Único Habilitante de Circulación (CUHC), un código que muestra que el ciudadano o la ciudadana está habilitado/a para movilizarse, siempre y cuando en el autoexamen no se detecten síntomas de Covid-19. En el caso de existir síntomas compatibles, la información llega a los comités de emergencia de salud de cada provincia para que se contacten con el usuario y reciba atención médica”, explican en Ámbito. Además, “una vez que la persona manifiesta síntomas, la app advierte que debe permanecer totalmente aislado y si posee un certificado de circulación se inhabilita.”

Por su parte, la empresa Urbetrack desarrolló “Cuidate en casa”, otra aplicación disponible para los sistemas operativos iOS y Android que utiliza la tecnología del GPS para alertar si la persona no cumple con el aislamiento obligatorio. Algo similar decidió la Justicia en Santa Fe, para las personas que hubieran incumplido con el aislamiento obligatorio en las ciudades de Santa Fe y Rosario, que deberán instalar obligatoriamente la aplicación en sus celulares. Otra medida de carácter obligatorio fue tomada a mediados de abril en Tierra del Fuego, donde, además de que se limitó el tiempo para salir a realizar compras a tres horas, se instaló un sistema de monitoreo con un código QR que está en verde si la persona que está circulando está dentro del periodo permitido y que se pone en rojo si se le venció ese tiempo. En el caso de los datos y permisos solicitados, también resultan desproporcionados en cuanto al objetivo que debería alcanzarse, que es el cumplimiento del aislamiento y distanciamiento físico de la población.

A mediados de abril, desde el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo de Sabina Frederick, se anunció que se iba a utilizar el llamado “ciberpatrullaje” -que su nombre preciso es inteligencia de fuentes abiertas y de redes sociales, tales como Facebook o Twitter- para medir el “humor social” y, luego, para prevenir delitos. Sobre esto, Fundación Vía Libre ya se expresó, junto a otras organizaciones de derechos humanos.

El sitio Pandemic Big Brother, lanzado por diversas organizaciones internacionales, mapea las etapas de restricción de los derechos digitales (vigilancia, censura, control de comunicaciones, etc.) de las tecnologías implementadas en distintos países del mundo. En este sentido, y a raíz de los anuncios de distintos gobiernos y empresas sobre la implementación de tecnologías digitales para combatir el avance de la pandemia COVID-19 -como es el caso del uso de datos de ubicación, por ejemplo-, once organizaciones de la sociedad civil de América Latina, organizadas en el consorcio Al Sur, publicaron un documento en el que, “reconociendo la gravedad de esta crisis de salud y la posibilidad legal de los gobiernos de tomar medidas excepcionales con el fin de controlar la pandemia”, piden a los gobiernos que los usos de esas tecnologías se lleven a cabo “en estricta conformidad con las normas de derechos humanos”.

Por su parte, la Fundación Sadosky publicó un artículo institucional el 30 de marzo en el que piden ser cautos en el uso de tecnologías de Inteligencia Artificial -y, en un mensaje que dirigen a los medios de comunicación, también piden ser cautos con la difusión de estas aplicaciones- y advierten sobre los riesgos de aplicar este tipo de tecnología cuando no se realiza con responsabilidad. Desde Fundación Sadosky sostienen que “la inteligencia artificial es una herramienta con mucho potencial y aplicable a las más diversas áreas, pero requiere acceso a datos confiables, revisiones y pruebas para evitar sesgos, y más aún, como cualquier dispositivo aplicado a la salud, requiere de homologaciones y aprobación por los organismos de control que aseguren su idoneidad y fiabilidad”. Además, consideran que, si no se utiliza de manera crítica, “podría incurrirse en conclusiones falaces, toma de decisiones erróneas, crear angustia y preocupaciones innecesarias”. Finalmente, en abril de 2020, 124 organizaciones de la sociedad civil publicamos una Declaración conjunta: “Los Estados deben respetar los derechos humanos al emplear tecnologías de vigilancia digital para combatir la pandemia”.

Luego de hacer el repaso sobre las tecnologías implementadas, resultaría fácil llegar a la conclusión de que es imposible implementar tecnologías de Inteligencia Artificial que permitan contener el avance de la pandemia y, asimismo, garantizar privacidad. Sin embargo, especialistas en tecnología y protección de datos aseguran que plantear una dicotomía insalvable entre el estado de derecho y la salud pública es una falacia.

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