Copyright: la máquina de impedir

Entre el 26 y el 29 de abril, se realizó en San Pablo, Brasil, el Simposio Internacional de Políticas Públicas para Acervos Digitales, un espacio de debate de cuatro días que reunió especialistas en nuevas tecnologías, funcionarios públicos del Ministerio de Cultura, bibliotecarios, gestores de cultura de diferentes instituciones, estudiantes y académicos de numerosas universidades para discutir la preservación de nuestros acervos culturales en la era de la digitalización.

Existen hoy las tecnologías apropiadas para digitalizar buena parte de los materiales que hacen a nuestra cultura, incluyendo, por supuesto, enormes bibliotecas como la Brasiliana de la Universidad de San Pablo. También la Biblioteca Nacional de Francia estuvo presente en el evento y expuso los proyectos de digitalización que tiene en marcha. Pero no se trata sólo de libros, cuentan también las digitalizaciones de videos, cine, programas de televisión, fotografías, y una enorme cantidad de producciones culturales que forman parte de nuestros bienes culturales comunes. Incluso los videojuegos tuvieron su espacio en el evento de San Pablo, con la participación del Museo de los Videogames de Berlín, un proyecto que busca conservar para el futuro una parte esencial de la cultura de nuestro tiempo.

Durante el simposio internacional, miembros de Wikimedia Alemania, Gallica de Francia, Brasiliana USP de San Pablo, Universidad de Montreal, Bibliofyl de Argentina, GPOPAI de USP San Pablo, Museo de Videojuegos de Berlín, Archivo del Estado en Brasil, DISH Holanda, Biblioteca Nacional de Brasil, Consumers International, Universidad Federal de Santa Catarina Brasil, Ministerio de Cultura, Proyecto Images for the Future de Holanda, Vía Libre de Argentina entre otros, discutimos las cuestiones técnicas y legales de la digitalización.

Mientras el acuerdo en cuestiones técnicas parece ser la conservación en estándares abiertos que aseguren accesibilidad a futuro, o incluso la construcción de un protocolo de digitalización que contemple características de ser abierto, libre, implementado bajo software libre, de construcción distribuida, tal como trabaja actualmente el proyecto de Cultura Digital del Ministerio de Cultura de Brasil, mucho más complejo parece ser el abordaje de las cuestiones legales.

A lo largo de los cuatro días de discusión, hubo un punto de acuerdo generalizado: el único limite real y concreto que frena los proyectos de digitalización y puesta en común de nuestro acervo cultural hoy es el copyright.

Por ejemplo, cuando Frederic Martin de la Biblioteca Nacional de Francia explicó el Proyecto Gallica, indicó que su catálogo digital se divide en dos grandes grupos. Por un lado están todas aquellas obras que están en el dominio público, y que por tanto se pueden digitalizar y poner a disposición del público libremente. Por el otro, están las obras que aún están bajo derecho de autor, en cuyo caso se rastrea al autor o al derecho-habiente y se gestiona el permiso para realizar la digitalización. Por supuesto, estas obras no cuentan con la libertad de circulación que cuentan las de dominio público. La exposición de Martin fue muy esclarecedora: cuando se le preguntó qué pasaba con las obras huérfanas, la respuesta oficial de la Biblioteca Nacional de Francia es que esas obras no se digitalizan.

Lo más interesante del caso es que estas obras huérfanas son la gran mayoría de las obras que contiene una biblioteca y que justamente, por su orfandad y su mínimo o nulo interés comercial son las primeras que merecen el rescate digital. Pero aún sabiendo esto, lamentablemente, si nos ceñimos a la legislación vigente en prácticamente todos los países firmantes del Convenio de Berna, el sólo hecho de digitalizar esas obras constituye un delito.

Esta situación por la que atraviesa la Biblioteca Nacional de Francia se repite en todas las bibliotecas públicas que pretenden conservar su acervo cultural en formatos digitales y facilitar el acceso público a los mismos.
Así al menos lo indicó también Paul Keller, del proyecto Images for the Future, donde se incluyen múltiples proyectos de digitalización de cultura. Keller explicó que existen cuatro niveles de acceso a los materiales con los que cuenta una biblioteca o un archivo de este tipo (presentación en .pdf):

  1. el nivel analógico, es justamente el que hoy día constituye la función social tradicional de la biblioteca. Tener los libros allí para ir a consultarlos al mismo edificio de la biblioteca sin interferencia directa del copyright.
  2. la digitalización puertas adentro. Se realiza una digitalización de obras y se conserva en la red cerrada de la misma biblioteca. En algunos países existe una excepción al copyright para realizar esta tarea, siempre que la obra digitalizada permanezca puertas adentro en la institución.
  3. la digitalización y publicación en el propio sitio de la institución. Este tipo de digitalización y difusión se realiza en un ambiente técnico controlado, sólo se puede ver desde el sitio institucional.
  4. La liberación de los materiales: la digitalización de los mismos y la puesta en común para su multiplicación en ambientes no controlados como redes de pares u otros sitios como los proyectos de Wikimedia. Esto es sencillo de hacer en materiales de dominio público o que tienen licencias libres, pero prácticamente imposible en materiales bajo copyright restrictivo, salvo expresa autorización de los derecho-habientes. En el caso de las obras huérfanas, es directamente imposible bajo las actuales condiciones legales.

Todas las ponencias identificaron en las actuales leyes de copyright la mayor restricción y el desafío más complejo para cumplir su misión de preservación y difusión del acervo cultural.

Un caso aparte constituye el trabajo realizado por el GPOPAI, uno de los actores centrales en la discusión abierta sobre la modificación de la ley de derecho autoral en Brasil. Pablo Ortellado presentó un trabajo que da cuenta de la complejidad alrededor del acceso a materiales educativos para estudiantes universitarios. Los números de la investigación de este grupo de la Universidad de San Pablo, muestran que más del 85% de los estudiantes universitarios brasileños comprometerían toda la renta familiar si fueran a comprar los libros requeridos como bibliografía básica de dos cursos por año. Y como si esto fuera poco, la investigación revela cómo funciona el sistema de subsidios estatales y beneficios impositivos de la industria editorial. Agrega además, que un alto porcentaje de los materiales necesarios para las carreras más tradicionales de la USP, ni siquiera se encuentran en el mercado para la compra. El problema de los materiales educativos, también abordado por Bibliofyl, disparó un debate importante sobre los sistemas de validación académica, las exigencias de las publicaciones y su rol en las carreras de investigadores y docentes, y la necesidad de fortalecer modelos de Acceso Abierto y de recuperación del espíritu colaborativo del conocimiento científico, indispensable para el acceso, la investigación, la difusión y el beneficio público de los productos de las Universidades Públicas.

La sombra de Google y su proyecto de digitalización de libros estuvo presente a lo largo del Simposio. Incluso, participó del mismo uno de los ejecutivos de Google Brasil que explicó cuáles son los planes de la empresa en el marco de los libros y el video (a través de YouTube). Sin ningún disimulo de sus ambiciones, el ejecutivo indicó que Google se propone ordenar todo el conocimiento humano. La charla sobre sustentabilidad, donde participó también una ejecutiva de Petrobras, fue sin dudas una de las más polémicas. Todos los proyectos presentados de la Unión Europea cuentan con fondos públicos, de proyectos de cooperación europea para su realización. Algunos, como Images for the Future de Holanda, cuentan con presupuestos envidiables. Sin embargo, la pregunta más recurrente tuvo que ver con el futuro de los proyectos una vez terminados los períodos de financiación pública. En Brasil, el Ministerio de Cultura invierte buena cantidad de dinero en estos proyectos, que también cuentan con apoyo financiero de las Universidades y en muchos casos también de Petrobrás. Ante esto, una de las preocupaciones que surgió de manera recurrente frente a proyectos de iniciativa privada, fue la accesibilidad a futuro de los mismos, la constitución o no de nuevos derechos sobre las obras digitalizadas, los formatos de los archivos y los sistemas técnicos de restricción de copia y acceso.

Las políticas públicas en el plano nacional fueron el eje del último día de debates y ahí los diferentes funcionarios de gobierno y de universidades públicas renovaron sus compromisos con los planes de conservar, digitalizar y diseminar en la medida de lo posible los acervos culturales.
El proyecto de ley de derecho de autor fue sin dudas el eje transversal a todo el Simposio. La postergación de su presentación para consulta pública apareció como una mala noticia al principio de la semana, pero en el último panel, el Ministro de Cultura de Brasil renovó su compromiso con la presentación del proyecto y destacó que Dilma Roussef, candidata presidencial del Partido de los Trabajadores (el oficialismo en Brasil) se había pronunciado por lo menos dos veces en favor de la reforma del derecho autoral. El ministro recibió de manos de la coalición de organizaciones que trabaja por la nueva ley de derechos de autor, una carta reclamando la pronta publicación y tratamiento del proyecto.
Presenciar y participar de debates de tan alto nivel académico y político en Brasil generó una sensación de rezago importante para quienes fuimos desde Argentina. Mientras las noticias llegadas de nuestro país daban cuenta de la reunión de Cristina Kirchner con Steve Ballmer, Brasil toma una vez más la delantera en temas estratégicos para el desarrollo, bajo la convicción, reiterada por el ministro de cultura, de que la dimensión del desarrollo en nuestros países no es sólo un tema económico, sino que también implica un fuerte compromiso con el acceso a la cultura para la ciudadanía en su más amplio espectro.

Argentina no sólo no da la discusión sobre estos temas, sino que además, se ubica en el 6to. lugar entre las peores legislaciones de derecho de autor del planeta. Un estudio presentado por Jeremy Malcolm de Consumers International, dio cuenta de que Argentina es uno de los peores países en lo que hace a restricciones de acceso a la cultura mediante el sistema de derecho autoral.

Brasil lleva por lo menos tres años de trabajo integrando debates de los múltiples interesados en la temática, incluyendo académicos, sociedad civil, sector privado y gubernamental. Argentina llega tarde y lamentablemente ni siquiera considera este tema dentro de las prioridades de su agenda cultural.

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