Convergencia para un futuro mejor

Este artículo fue publicado por el Diario Página 12 en su edición impresa del lunes 30 de marzo de 2009.

* Por Facundo García

Cultura: Se presentó un libro contra “la ola privatizadora de bienes intangibles”

Libres de monopolios sobre el conocimiento y la vida. Hacia una convergencia de movimientos es un trabajo que intenta trazar conexiones posibles entre grupos diversos que trabajan sobre la riqueza que generan las sociedades.

¿Qué tienen en común las luchas campesinas, la ética hacker, los adolescentes que descargan música en la web y los investigadores de las universidades públicas? Mucho más de lo que parece. La edición de “Libres de monopolios sobre el conocimiento y la vida. Hacia una convergencia de movimientos” es un intento de trazar conexiones posibles sobre esa diversidad. En efecto, la presentación que se hizo esta semana en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA reunió a oradores para todos los gustos. Al director de la Carrera de Comunicación, Alejandro Kaufman, se le unieron el matemático Enrique Chaparro, el activista de radios comunitarias Sebastián Vázquez, el músico Matías Lennie y el programador Nicolás Echaniz. Juntos insistieron en una advertencia: es preciso detener la ola privatizadora que se cierne sobre los bienes intangibles, esa “otra riqueza” que generan las sociedades y que abarca desde la música hasta los algoritmos, pasando por los textos educativos y el desciframiento del genoma humano.

La publicación empezó a cobrar forma en 2007, durante un encuentro de movimientos que se hizo en Costa Rica. A partir de entonces, el ida y vuelta derivó en una red de grupos que interactúa febrilmente. Y los motivos de ese apuro los dio Chaparro, que de entrada tocó el nervio de la cuestión: “Llegada esta instancia del capitalismo, ¿de dónde es posible hoy obtener más renta? De lo simbólico. Nunca hubo una apropiación de la cultura como en los últimos veinticinco años. Entonces, ya sin plazas ni clubes, hoy nuestro lugar de reunión es Facebook. Ahí sólo se participa por adhesión. No es posible discutir nada, uno adhiere a ideas preconcebidas. Y siempre se está, por supuesto, bajo el gran ojo de un hermano mayor”. La convergencia viene a ser la respuesta de los que no están dispuestos a obedecer esas lógicas. Gente muy distinta entre sí, con rutinas y costumbres a primera vista inconexas, pero con la certeza de que es preciso reaccionar. “A diferencia de lo que pasaba décadas atrás, estamos descubriendo que los que buscamos alternativas podemos situarnos por encima de los desacuerdos, porque sencillamente sabemos dónde ‘nos aprietan los zapatos’ y quiénes son los principales culpables de eso.”

Desde luego, no se trata sólo de la invasión de la privacidad en Internet. Los sistemas de apropiación del conocimiento y la vida han hecho que la ley se vuelva enemiga de prácticas socialmente útiles como intercambiar saberes, recrear músicas, distribuir semillas o incluso acceder a remedios a precios populares. Cada uno de esos ejes tiene su espacio en el libro. “Lo que estamos discutiendo –subrayó a su turno Alejandro Kaufman– son nada menos que las condiciones esenciales de la vida en común.” El académico opinó que el sistema vigente no se conformará hasta medir, cotizar, vender y comprar todo lo que existe. “Como todo es susceptible de usarse para producir más capital, es eso –¡todo!– lo que está siendo objeto de la gestión del poder, sometiendo a la lógica del valor cada cosa que hay en el mundo. En ese aspecto, esta compilación viene a reseñar un cierto estado de la cuestión en temas que tienen que ver con necesidades básicas del cuerpo y el espíritu”, destacó.

Libres… aborda, con ensayos de varios especialistas, los procesos de patentamiento de plantas y semillas y la regulación del acceso al conocimiento y la cultura; así como los debates en torno de la difusión de las fórmulas de medicamentos y la apropiación del trabajo intelectual que se hace en las universidades públicas. Un arco amplísimo que, como señaló el referente de FM La Tribu Sebastián Vásquez, invita a sospechar que la llamada “lucha por la Cultura Libre” abre “la posibilidad de darnos un nuevo gran relato, porque ahí se intersectan cuestiones claves de nuestra época, desde la influencia de la ideología en la técnica hasta la soberanía alimentaria”. Matías Lennie, artista de RedPanal (www.redpanal.com) –un proyecto de construcción colaborativa de música libre– recalcó que Libres… significaba una actualización “urgente” para sus colegas: “Se nos viene la realidad encima y mientras no podamos entender por dónde pasa la discusión no podremos definir qué queremos”.

El ala tech de la mesa también tuvo su cuarto de hora. Nicolás Echaniz es miembro fundador de Buenos Aires Libre (www.buenosaireslibre.org), una red inalámbrica que pretende dar a los porteños la posibilidad de concretar todas sus comunicaciones sin depender de empresas privadas. A primera vista, el prejuicio impediría relacionar a Echaniz con luchas campesinas o aborígenes, si no fuera por su énfasis en que “sectores muy disímiles se están percatando de que hay amenazas compartidas”. “No es casual que Microsoft sea uno de los accionistas de un descomunal banco de semillas –se refería a un depósito ubicado en las islas Svalbard, en Noruega–, o que sea propietario parcial de una minera que hace grandes operaciones en nuestro país, la American Silver. ¿Dónde se tocan estas puntas? Si uno desenrolla el ovillo, conducen precisamente a ese grupo mínimo de tipos que tienen el poder y mueven casi la totalidad de los hilos. Somos muchísimos los que padecemos a esos pocos”, apuntó.

Libres de Monopolios sobre el conocimiento y la vida. Hacia una convergencia de movimientos puede descargarse gratuitamente ingresando a www.vialibre.org.ar.

La segunda etapa del cercamiento

Silke Helfrich es una reconocida activista en el campo de la Cultura Libre. A través de Commonsblog (www.commonsblog.de) y de libros como la antología Genes, bytes y emisiones: bienes comunes y ciudadanía (Descargar en .pdf) ha elaborado una lectura multidisciplinaria sobre el sentido de “lo público” en los albores del siglo XXI. En diálogo con Página/12, la analista explicó por qué planteos como los incluidos en Libres de monopolios… serán una clave para comprender lo que se viene. “Cuando nos pusimos a estudiar sistemáticamente, nos percatamos de que tanto en la lucha por la diversidad de los recursos naturales como en la defensa por la diversidad de los recursos culturales había problemas similares”, repasó. “En eso nos ayudó el trabajo del teórico escocés James Boyle. Según él, a lo largo de los últimos cien años se fueron ampliando las dimensiones de la `propiedad`, justamente a medida que la tecnología digital avanzaba. Se patentaron plantas, canciones y remedios tradicionales. Ese nivel ‘microscópico’ del impulso privatizador es novedoso en la historia”, advirtió. No es que el fenómeno haya surgido de la nada. Helfrich afirma: “A fines del siglo XVIII se cercaron como nunca las áreas rurales en Inglaterra y más tarde ocurrió lo mismo en otros países. Eso expulsó a millones de campesinos a las ciudades, donde se convirtieron en asalariados bajo condiciones miserables. Cuando ya no quedó terreno que alambrar, el cerco se trasladó a áreas como la genética, el robo de saberes ancestrales y la nanotecnología. Estamos, en definitiva, ante la segunda gran etapa en el cercamiento de los bienes comunes”. Los datos avalan su descripción. Ya en 2005, la revista Science divulgó un estudio donde se afirmaba que se habían solicitado patentes para el 20 por ciento de los genes humanos, una tendencia que no ha hecho más que acelerarse.

Como directora de la oficina para México, América Central y el Caribe de la Fundación Heinrich Böll –cargo que desempeñó entre 1999 y 2007–, Helfrich tuvo oportunidad de ser testigo de las consecuencias que estas políticas tienen en Latinoamérica. “Si las antiguas técnicas para sumar, restar o sembrar no se pueden atribuir a un solo individuo ni a una empresa, la misma vara debería usarse para innovaciones contemporáneas. Por eso tenemos que independizarnos del mercado. Garantizar ámbitos por fuera de sus condicionamientos, que no puedan ser invadidos. En esa protección, el Estado debería jugar un rol importante, a través de un marco legal que tenga como eje no la defensa de la propiedad privada, sino la garantía de que el colectivo social tendrá acceso a bienes públicos”, concluyó la entrevistada.

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