Este artículo fue publicado en el Portal Plazademayo.com
Era un secreto a voces, pero en las últimas horas, investigaciones publicadas por The Guardian y por el Washington Post demuestran que los servicios de inteligencia de los EEUU han estado monitoreando directamente de los servidores de las principales compañías de internet de ese país, incluyendo las más grandes proveedoras de servicios como Microsoft, Facebook, Google, Yahoo, entre otras.
Según detalla el Washington Post, la National Security Agency y el FBI están registrando información directamente de los servidores centrales de las principales compañías de Internet, de las que obtienen audios, videos, chats, fotografías, correos, documentos y registros de conexión para analizar objetivos extranjeros. El programa se denomina PRISM y ha estado activo, según los documentos citados por el Post, desde 2007, año en el que comenzaron a tomar información de los servidores de Microsoft, la primera empresa en colaborar con el programa.
Los documentos citados indican que la NSA puede extraer lo que quiere directamente de los servidores de Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube, Apple. Firmas como DropBox aparecen en la lista como “coming soon”, es decir, próximas a sumarse a la red de vigilancia.
Las leyes norteamericanas, en particular la Protect America Act de 2007 y la enmienda FISA de 2008, inhiben de responsabilidad a las empresas privadas que cooperan voluntariamente con la recolección de datos de los organismos de inteligencia. El primer socio, Microsoft, se sumó a la iniciativa en 2007 y contribuyó a un rápido crecimiento de la retención de datos. El aval legal de estos programas se enfoca en el registro y monitoreo de comunicaciones de extranjeros, que son, efectivamente el target de este sistema, considerando en particular que las empresas monitoreadas concentran buena parte del tráfico y la información que circula en Internet a nivel mundial.
El programa PRISM era uno de los secretos mejor guardados tanto por las agencias de inteligencia como por las propias empresas, que siguen negando su colaboración en el mismo. Los documentos filtrados a la prensa indican que la NSA tenía miedo de que las empresas quedaran expuestas y se retiraran del programa, para evitar las consecuencias públicas, que veremos, a partir de ahora. Según la documentación a la que tuvo acceso el Washington Post, el 98% de la producción de PRISM está basada en información de Yahoo, Google y Microsoft, por lo que, según dicen los informes citados “se debe asegurar que esas fuentes no se vean perjudicadas”.
The Guardian, por su parte, confirmó la autenticidad del documento filtrado, un set de 41 slides de abril de 2013, que da cuenta del programa de vigilancia de comunicaciones que permite monitorear a cualquier usuario de los servicios de estas empresas que viva fuera de los EEUU, e incluso, a aquellos ciudadanos de ese país cuyas comunicaciones incluyan a personas no residentes allí. El programa abre la posibilidad de monitoreo generalizado a ciudadanos de EEUU sin orden juducial previa.
La filtración sobre PRISM llega casi en paralelo con otro documento filtrado al que The Guardian tuvo acceso. Se trata de una orden judicial secreta que obliga a la empresa Verizon, proveedora de telecomunicaciones, a entregar los registros de comunicaciones de millones de ciudadanos de los EEUU.
La magnitud y escala de la vigilancia no tiene precedentes. Se trata de un sistema que permite colectar y procesar los datos de miles de millones de usuarios de servicios de internet y telefonía en manos de agencias de inteligencia que tienen acceso directo a los servidores de las empresas de Internet que concentran la mayor cantidad de servicios y usuarios del mundo. En conjunto, estas empresas representan prácticamente todos los servicios de búsqueda, correo electrónico y comunicación audiovisual.
Toda esta masiva recolección de datos sería inútil sin las condiciones técnicas para su procesamiento. No se trata sólo de capturar imágenes o recolectar millones y millones de datos personales, sino que los servicios de inteligencia cuentan con sistemas capaces de darle sentido.
Según cita el Washington Post, el agente de inteligencia que filtró la información expresó que “pueden literalmente ver tus ideas mientras las escribes”.
La lista de empresas que colaboran con la NSA no se reduce a los gigantes de Internet, sino que según refieren otros medios, habría unas 50 firmas norteamericanas activas en el programa, incluyendo agencias financieras y de crédito.
Se trata de un avance sin precedentes en la privacidad de las personas, en particular, contra los derechos de los ciudadanos que no son norteamericanos y utilizan los servicios de esas empresas que colaboran activamente con el sistema de inteligencia de los EEUU. El Estado norteamericano
avanza sobre los derechos individuales de nacionales y extranjeros, con un nivel notable de asimetría frente al ciudadano, que además, en este contexto, no tiene otra salida que abandonar los servicios de esas corporaciones.
Por el momento, las empresas involucradas siguen negando toda información al respecto y cuidan mucho lo que dicen a la prensa. Las primeras palabras del presidente Obama fueron contra la filtración, la necesidad del secreto y la justificación de este programa.
Privacidad: un Derecho Humano en peligro
Tanto en el nivel nacional como internacional, la privacidad es un derecho humano fundamental reconocido de manera inequívoca por las convenciones internacionales de Derechos Humanos. Forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 12, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 17, la Convención por los Derechos del Niño en su artículo 16. A nivel regional, la Convención Europea de Derechos Humanos reconoce este derecho en el artículo 8, mientras que la Convención Americana de Derechos Humanos incorpora la protección de la privacidad en su artículo 11. En Argentina, el artículo 19 de la Constitución Nacional reconoce que “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.”
En abril de este año, el Relator de Libertad de Expresion de la ONU publicó un documento dando cuenta del peligro de la vigilancia y el monitoreo de las comunicaciones para la libertad de expresión y los derechos humanos. El documento llegó en el momento más oportuno.