Con señales de alerta, el Gobierno prueba el voto electrónico en Salta

Este artículo apareció el jueves 7 de abril en el diario La Nación

Tras la polémica elección en Chubut, el Ministerio del Interior ensayará el sistema en la provincia; especialistas en seguridad informática advierten que la mejor modalidad es la tradicional

Por Por Maia Jastreblansky / De la Redacción de lanacion.com

Pasaron más de quince días y aún los chubutenses no saben quién será su gobernador. Las urnas, con las tradicionales boletas que cada votante eligió en la intimidad del cuarto oscuro son la única prueba que ahora queda de la voluntad popular. A cuatro días de la tercera elección provincial, una novedad se va a plantear en Salta cuando un tercio del padrón estrene la modalidad del voto electrónico, en un sistema que, asegura el Gobierno, garantizará la transparencia y la celeridad que no tuvieron las autoridades electorales en la provincia patagónica.

A pesar de que semanas atrás el jefe de Gabinete, Aníbal Fernandez, expresó públicamente que “este Gobierno está a muerte en contra del voto electrónico”, desde el ministerio del Interior señalaron a lanacion.com que se están estudiando las diferentes posibilidades y que apoyarán a las provincias que quieran buscar su implementación. De hecho, el titular de la Dirección Nacional Electoral, Alejandro Tullio, viajará a Salta para observar la experiencia que tendrá lugar el próximo domingo.

No obstante, los mayores detractores de la digitalización del voto son curiosamente, los especialistas en seguridad informática, que advierten que no hay hasta el momento mejor sistema que el sufragio tradicional. La advertencia obliga a poner atención a cuál será el camino que seguirán las autoridades para avanzar en el camino digital, ante el abanico de sistemas que hay en el mercado y luego de muchas experiencias frustradas en el mundo.

Los planes del Gobierno. “Tenemos una comisión que estudia el voto electrónico”, informó Tullio a lanacion.com aunque resaltó que “todavía falta un largo trayecto” para pensar en una implementación a nivel nacional.

“Tiene que implementarse paulatinamente y de manera local. Hay que asegurarse que traiga tanto celeridad como certeza. En Salta hay un órgano serio y preparado”, agregó el funcionario, y aprovechó para marcar la diferencia con las autoridades electorales de Chubut: “Quedó demostrado que fueron irresponsables al convocar en una fecha distinta a los comicios nacionales. No están capacitados”.

Ante la pregunta sobre si el Gobierno tiene en sus planes continuar por el sendero de la digitalización, Tullio fue cauto: “Hay que asegurar la rigurosidad del órgano electoral, la capacidad de la empresa que brinde el servicio y la transparencia en la fiscalización. Si esas tres cosas se dan, no hay problema en avanzar”, indicó. No obstante, aclaró: “Muy pocos países tienen voto electrónico, no hay apuro por pertenecer a un club tan pequeño”.

La prueba de Salta. En las elecciones salteñas que tendrán lugar el próximo domingo convivirá el sufragio tradicional con un nuevo sistema basado en la tecnología de la boleta de voto electrónico.

Según describió a lanacion.com la secretaria del Tribunal Electoral salteño, Teresa Ovejero, “lo fundamental es que no se trata de una urna electrónica sino una máquina de votar que le agrega tecnología al proceso”. La funcionaria enfatizó que “la computadora no tendrá un disco que registra los votos, sino que estos solo quedan en las boletas individuales”. Luego, al cerrarse la votación, los fiscales deben pasar una por una las boletas por el escáner, que realizará el escrutinio.

El domingo próximo, las autoridades de mesa de Salta entregarán a un tercio de los votantes una boleta que tiene incorporado un chip. Tras ingresar el cartón en la impresora de la computadora, esta se habilitará para efectuar el sufragio. A partir de allí la persona puede elegir entre votar en blanco, elegir una lista completa o “cortar boleta” de manera digital. Luego de que se confirma que el voto fue registrado correctamente, este se graba en la boleta, de manera que la elección queda tanto impresa como registrada en el chip. Acercándola a un verificador, el votante podrá corroborar que se registró correctamente.

Ovejero resaltó: “Además de la velocidad del escrutinio, la ventaja es que están garantizadas todas las opciones en cada voto sin la posibilidad de que falten boletas. Además, los partidos con menor estructura ya no necesitan tantos fiscales”.

La funcionaria aseguró que contó con total anuencia de los partidos opositores para su implementación, que estuvo a cargo de la empresa Magic Software Argentina, con la que se trabajó en las internas que tuvieron lugar en la provincia el pasado enero. Según confirmó la funcionaria salteña, entre ambos procesos se requirió una inversión de diez millones de dólares.

Los mayores detractores, los especialistas. “Votar con computadoras es abrir una puerta grande al fraude “. La afirmación corresponde nada menos que a Richard Stallman, el líder del movimiento del software libre en el mundo y uno de los especialistas más reconocidos en el ámbito de la seguridad informática.

El experto se encargó de alertar a la comunidad internacional sobre los riesgos que entraña la introducción de la digitalización en el acto electoral. “No podemos dar por supuesto que el fabricante es honesto, ni que la autoridad electoral es honesta ni que los dos no conspiran juntos”, escribió en el prólogo del libro “Voto electrónico, los riesgos de una ilusión”, de los argentinos de la Fundación Vía Libre especializada en nuevas tecnologías, Federico Heinz y Beatriz Busaniche.

Heinz explicó a lanacion.com que en la mayoría de la comunidad especializada en sistemas informáticos desaconsejan el mecanismo para los actos electorales.

Al evaluar el sistema que se utilizará en Salta consideró que es mejor que otros sistemas que no utilizan el papel en absoluto, aunque advirtió que “no se puede asegurar que alguien que haya participado en la instalación no haya guardado información o haya hecho un diseño previo orientado de determinada manera”.

“Otro punto débil es respecto al secreto del voto. El chip de las boletas tiene un número de serie y basta con que se tome nota del orden que fueron entregadas para hacer el correlato. Más allá de eso, es suficiente con que se le haga creer al votante, que no está habituado al sistema, que existe la posibilidad de conocer su elección para ejercer una coerción”, señaló.

Además indicó que el sistema de Salta tiene el problema de la redundancia de la información, porque el voto queda registrado en el chip y en la impresión. “En el caso de que no haya concordancia, ¿Qué información se tendrá en cuenta?”, se preguntó.

En tanto, Heinz enfatizó en la importancia de avanzar con cautela en la digitalización. “Es importante que un porcentaje estadístico de las urnas sea contado a mano y no a través del lector digital. Además habría que asegurarse conocer la composición accionaria de las empresas proveedoras y sus vínculos con las autoridades. Todo ello en el papel se resuelve de una manera sencilla porque todo el mundo puede auditar el proceso”, concluyó.

Las experiencias en el mundo. Pero las advertencias no llegan sólo de los especialistas sino también de lo que dejó la experiencia en distintos puntos del mundo. “En Europa están retrocediendo. En Holanda y Bélgica han dicho que esto no sirve y en Irlanda se gastó 50 millones de euros en un sistema que luego se abandonó. El caso más fuerte es el de Alemania donde hubo una decisión normativa: la Corte Suprema declaró que el uso de urnas electrónicas es inconstitucional”, recordó Heinz.

De hecho, en la actualidad sólo India, Filipinas, Brasil y Venezuela utilizan el voto electrónico para todos sus cargos electivos.

Desde hace más de una década la totalidad de los votantes brasileños usa urnas electrónicas. Los cariocas interactúan con una pantalla sensible al tacto, que luego de admitir e identificar la validez del votante, le presenta las opciones y una vez efectuado el voto, este queda grabado en un archivo digital dentro de la máquina y se imprime un ticket como comprobante.

“El sistema que se utiliza en Brasil corre un riesgo muy simple ¿Qué ocurre si uno confirma en la computadora “voto por Fulano” y al confirmar me indica “Usted votó por Mengano”. El voto se registró y las autoridades electorales no sabrán si confiar en la máquina o en el votante”, alertó Heinz.

Lo cierto es que este país se presenta como pionero en la materia y ya colaboró con las primeras experiencias de Paraguay. En los últimos comicios, donde fue electa Dilma Rousseff, a los pocos minutos comenzaron a brindarse oficialmente los primeros resultados de más de cien millones de votantes.

Casos aislados en el país. La Argentina tampoco estuvo exenta de ensayos y errores. Ushuaia fue la primera ciudad que utilizó el voto electrónico en el país en 2003, con un sistema provisto por la empresa española Indra, la misma que hasta el 2009 se encargó de llevar el registro de los escrutinios en las votaciones nacionales y que aún está en diálogo para ser la que quede a cargo de los de este año. En la ciudad más austral del mundo volvieron al papel en 2007.

Otra experiencia frustrada se tuvo en la localidad de Las Grutas donde hace cuatro años se probó un grupo de urnas electrónicas. Al finalizar la votación una de ellas arrojo un resultado sorprendente: cero. El escándalo obligó al consejo deliberante a derogar la ordenanza que habilitaba el voto electrónico.

El último caso se dio en Pinamar en marzo del año pasado donde se aprovechó la elección de intendente para hacer una nueva prueba piloto de voto electrónico con 60 urnas electrónicas.

Lo cierto este cargado año electoral que recién comienza ya demostró que el voto tradicional tampoco está exento de dudas, sobre todo ante resultados ajustados en donde una irregularidad puede definir una elección. Qué hubiera ocurrido en Chubut si se hubiera implementado el voto electrónico es algo que no podemos saber. Que el escándalo hubiera sido mayor o que se hubiera garantizado la transparencia son las dos respuestas antagónicas que surgen, según a quién se consulte.

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