“Con el voto electrónico, la calidad democrática retrocede”

Entrevista realizada por el Diario del Centro del País, Córdoba con Enrique Chaparro en ocasión de la presentación del libro “Voto Electrónico. Una solución en busca de problemas”.

El especialista fue entrevistado en la sede de EL DIARIO y expresó las razones por las cuales no está a favor de su implementación

“El voto electrónico o cualquier mecanismo que intermedie como caja negra entre la voluntad del votante y la expresión de esa voluntad, plantea problemas serios”.

La frase pertenece al especialista en seguridad de los sistemas de información, Enrique Chaparro, quien estuvo en la ciudad disertando sobre la implementación del voto electrónico.

La charla, que sirvió de presentación del último libro que se editó desde la Fundación Vía Libre, “Voto electrónico, una solución en busca de problemas”, se realizó en la sede del Centro de Empleados de Comercio ayer por la mañana.

EL DIARIO entrevistó al especialista, quien además ha colaborado con proyectos legislativos sobre uso de software libre en Argentina, Colombia y Perú.

“El primer problema serio tiene que ver con la capacidad de ejercer el control democrático. Si uno tiene un sistema como el que tenemos hoy día, basado en papel, las técnicas culturales que hacen falta para interpretar el resultado de la elección están al alcance de todo el mundo. Solo hace falta saber leer, escribir y contar”, expresó al ser consultado sobre su visión del voto electrónico.

“La intermediación que produce una computadora está fuera del alcance de todo el mundo. Con lo cual la calidad democrática retrocede, porque la capacidad de control pasa de estar en el conjunto de la población a una elite cada vez más limitada”, agregó.

Esta es la primera objeción, según Chaparro, “la fundamental porque es del orden constitucional”: “De hecho, es la objeción que plantea, en un fallo de 2009, la Corte Constitucional alemana cuando objeta el uso del voto electrónico y en definitiva Alemania lo abandonó a partir de ese fallo”.

No garantiza el anonimato

Con respecto a las objeciones de orden técnico, expresó: “En el mundo informático sabemos que hay cosas que son teóricamente posibles, pero prácticamente no realizables con los recursos que tenemos. Y hay otras cosas que son teóricamente imposibles porque las exigencias son incompatibles entre sí”.

Mucha gente dice “si puedo hacer transacciones bancarias a través de una computadora con mucha confiabilidad, ¿por qué no podría votar?”: “Simplemente porque las condiciones que estoy pidiendo son totalmente distintas. Cuando opero con mi plata, lo que espero es que se registre exactamente que fui yo el que lo hice. Cuando voto espero que nadie sepa qué es lo que voté. Entonces esa condición de garantizar la integridad y la verificabilidad del voto al mismo tiempo del anonimato del votante me genera condiciones que son contradictorias”.

Sin embargo, para Chaparro sí es posible y razonable aplicar ciertas tecnologías digitales en el contexto de los sistemas electorales fuera del núcleo duro, que es el voto, de representar la voluntad de quien vota: “Por ejemplo, uno podría tener mejores sistemas para el conteo, en lugar de contar a mano, contar de manera más automatizada porque se pueden hacer controles a posteriori para verificar que estén bien hechos”.

“Los principios de los tratados de Derechos Humanos hablan de voto libre, universal, igual y secreto, nadie dijo que tenía que ser rápido. La rapidez es sólo subsidiaria a garantizar las demás condiciones. Sacrificar cualquiera de las otras condiciones porque sea más rápido es hacer un muy mal negocio”, señaló.

¿Es vulnerable?

“Todos los sistemas de voto electrónico en el mundo que han sido sometidos a auditorías independientes han caído, a todos se les han encontrado vulnerabilidades. Con lo cual, en principio uno diría que por inducción es probable que cualquier otro sea idéntico”.

Según explicó, en el plano teórico hay una discusión no zanjada sobre si es posible o no hacer un sistema de voto electrónico “razonablemente seguro”: “Se vuelve irrealizable en términos de inversión”.

Sobre los gobiernos que promueven este tipo de sistema de votación, manifestó: “Creo que hay en esto una mezcla explosiva de ilusión tecnológica, con el pensamiento “si es nuevo, debe ser bueno”, una lectura acrítica de la tecnología junto con el deseo de mostrarse como innovadores ante la opinión pública. Porque en definitiva para el votante, que se encuentra con una maquinita con luces de colores, es el último recordatorio de la obra de gobierno del oficialismo que lo acaba de poner. Es una especie de cadena nacional dentro del cuarto oscuro”.

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