En la jornada de apertura del seminario “OMPI, Sociedad Civil y Desarrollo: Balances y Perspectivas”, organizado en Río de Janeiro por la Fundación Heinrich Böll, ABIA, Asociación Brasileña Interdisciplinaria sobre VIH, y la Rebrip, Red Brasileña por la Integración de los pueblos, Cícero Gontijo realizó una presentación sobre la historia de la OMPI, sus vínculos con la OMC y la relación socio-histórica de los procesos de radicalización creciente del modelo de patentes, copyrights y otras formas de privatización de la vida y el conocimiento.
Gontijo, quien trabajó en negociaciones de OMPI en los primeros años de la década del 70, detalló los cambios sufridos por la organización a los largo de los últimos años y su relación con los avances en la materia realizados en OMC.
“Históricamente la misión de OMPI tendía a abrir la legislación en un sentido de flexibilizar las normas existentes en favor de los países en desarrollo (1975 al 79). Durante aquellos años se trabajó intensamente para llevar facilidades a los países en vías de desarrollo, ya que OMPI comprendía que no era lo mismo un país desarrollado que un país en vías de desarrollo. Tras muchas negociaciones extremadamente frustrantes, en el año 1979 los EEUU decidió abandonar la discusión en OMPI y mudar el escenario hacia el GATT (por encontes aún no era OMC)” explicó Gontijo.
Ocurre que en OMPI, no sólo cada país tiene un voto, sino que además, la adhesión a los tratados es optativa. Por lo tanto, sobre finales de los 70 y principios de los 80, los EEUU decidieron dar el salto e incluir las negociaciones en un marco general de comercio. Así, EEUU, apoyado por el lobby de las grandes corporaciones de medicamentos, software y semiconductores, movió la negociación hacia la Ronda Uruguay del GATT. De esta manera, los negociadores podrían trabajar sobre conseciones en materia de agricultura o servicios a cambio de obtener mayores restricciones en el campo de la “propiedad intelectual”.
La Ronda Uruguay del GATT culminó en 1994 con la aprobación de 12 acuerdos, de los cuales el ADPIC era el único que tenía como finalidad crear restricciones en materia de legislación y derechos. Todos los demás acuerdos aprobados apuntaban a reducir barreras al comercio en el marco del neoliberalismo imperante en los años 90. ADPIC fue el único acuerdo de OMC que crea y armoniza restricciones a nivel global.
ADPIC fue una verdadera revolución en este campo. Fue la primera experiencia de armonización de legislaciones avasallando la soberanía que cada país tenía hasta entonces de darse sus propias leyes de patentes, derechos de autor, marcas, denominaciones de origen y otros aspectos incluidos en este acuerdo.
Hasta entonces, muchos países aceptaban el sistema global de patentes al integrarse al convenio de París, pero se reservaban la definición de la duración, las excepciones o incluso tenían cláusulas de reconocimiento de patentes siempre y cuando la producción del producto se realizara en el ámbito local.
Estas prerrogativas cayeron con la firma de ADPIC.
Cícero Gontijo explicó por qué ADPIC es una revolución en términos de armonización al detallar que los dos factores fundamentales son:
“a) la armonización en materia de plazos de cobertura de patentes que pasó a ser mínimo de 20 años,
b) el principal cambio de ADPIC en relación a la Convención de París, es la obligación de ser patentadas todas las invenciones de productos y procesos en todos los sectores, esa es la gran revolución en ADPIC. Con esta cláusula quitó a los países la posibilidad de usar el sistema de patentes para el desarrollo”.
“Muchos estudiosos dicen que ADPIC tiene algunas flexibilidades y que se puede convivir con este cuerdo. Esto no es así, ADPIC es una tragedia, es muy malo tal como está, particularmente por la obligación de patentar todo lo que incluye. Ningún país puede dejar de patentar productos de cualquier sector económico del mundo” explicó Gontijo, y agregó que esto tiene como consecuencia que “hoy día la legislación en materia de PI de Etiopía es muy parecida a la de EEUU, si hacemos un análisis de la legislación de Burundi, es muy parecida a la de Suiza o Austria. ADPIC ha sido un elemento de armonización del sistema revolucionario, tirando por tierra las libertades que ofrecía la Convención de París a nivel OMPI”.
“Todo el mundo sabe hoy que las legislaciones en materia de patentes y conocimientos definen el futuro de nuestros países” agregó el especialista, Y es por eso que hoy estas cuestiones de dirimen en OMC, dejando relegada a OMPI.
Así, esta organización, para recuperar su rol a nivel global ha adoptado una política de ir aún más allá que la OMC y está proyectando tratados más exigentes que ADPIC, dando origen a lo que se denomina ADPIC+. Y hoy día se está trabajando legislación mucho más dura como por ejemplo el proyecto de Tratado sobre Derecho Sustantivo de Patentes” que pretende definir los conceptos centrales de la regulación tales como “novedad”, “inventividad”, “Aplicación industrial” y el “concepto de técnica”, quitando así la posibilidad de que los países interpreten a su medida los conceptos de las normas de patentes. “Justamente aquello que aún quedaba para que los países tuvieran alguna flexibilidad para decidir sobre una patentes, por diferentes posibles evaluaciones de lo que es una ‘novedad’ o lo que es considerado de ‘aplicación industrial’ se perderá en caso de avanzar con este tratado de derecho sustantivo.”
Sin embargo, hoy la OMPI tiene aprobada una Agenda para el Desarrollo impulsada por Argentina y Brasil, en lo que constituye una reacción contra la nueva estrategia de OMPI de hacer cada vez más tratados con carácter ADPIC+.
Los países que firman esa iniciativa entienden que la OMPI debe tratar los temas de PI con el mismo nivel que las problemáticas del desarrollo, sobre todo en los países pobres. Así, algunas de estas propuestas obligan a la OMPI a evaluar cuál es el impacto que cada tratado aprobado o cada medida evaluada tiene sobre el desarrollo de los países. Estas son recomendaciones importantes, pero que no deben hacernos olvidar que nuestra estrategia no debe ser sólamente reaccionar a las normativas ADPIC+ sino que “hay que cuestionar ADPIC” expresó enfáticamente Cícero Gontijo.