¿Qué hay en las cajas negras?

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Sobre Google y la transparencia algorítmica.

El jueves 6 de agosto, la Vicepresidenta de la Nación Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, presentó un escrito judicial a través del que solicitó una pericia informática contra Google. ¿El motivo? Que sirviera como prueba en una demanda.

El día 17 de mayo, las búsquedas en Google referidas al nombre de “Cristina Fernández de Kirchner” dieron como resultado la leyenda “Ladrona de la Nación” en el “panel de conocimiento”, una sección que se ubica en la parte superior derecha de los resultados y que “se genera automáticamente a partir de información que proviene de varias fuentes”. En esta oportunidad, la fuente que se destaca es Wikidata, un producto de la Fundación Wikimedia (creadores de la reconocida Wikipedia) y que funciona bajo la misma lógica de la cultura libre y colaborativa. Ese día se realizaron varios actos de vandalismo al artículo sobre la vicepresidenta en Wikidata, cuyo historial de ediciones puede verse acá.

Los abogados de la vicepresidenta dicen que estas difamaciones tuvieron un alcance de millones de personas en Google antes de que se corrigieran y, además, fueron amplificadas por diferentes medios de comunicación nacionales.

En este sentido, cobra importancia una de las pericias solicitadas sobre los servidores de Google para que indiquen cómo se construye ese resultado automático del “panel de conocimiento”. Es decir, se quiere saber cómo funciona el o los algoritmos que fueron programados para tomar contenidos de terceros (diversas fuentes) y sintetizarlas en uno o dos párrafos de un recuadro destacado.

Transparencia algorítmica y propiedad intelectual

Según Google, el panel es un intento “automático” de parte del algoritmo para mostrar los contenidos más populares y relevantes. ¿Cómo hacen esa selección de contenido? ¿Cómo funciona el algoritmo? ¿Cómo decide qué jerarquizar para hacer visible en el “panel de conocimiento”? Saber esto es central para saber de qué manera Google elige las fuentes de información para publicar en el panel (que aparece en el costado superior derecho como un recuadro destacado, independiente de los resultados de búsqueda) y cómo jerarquiza esas fuentes.

Este pedido dará lugar a algún pleito de propiedad intelectual, ya que en Estados Unidos existe una tendencia cada vez mayor a patentar los algoritmos (una tendencia que se aleja de la prohibición de este patentamiento que existía hasta hace apenas unos años), al igual que en Europa, donde se encuentra la Oficina Europea de Patentes (OEP). De hecho, las solicitudes de patentes se multiplicaron por ocho en cuatro años entre 2011 y 2015. Una de las múltiples consecuencias es que se seguirá creando una acumulación de solicitudes de patentes en el campo, lo que hará que cada día sea más difícil para los que quieran ingresar.

Sin embargo, a pesar de esto, una buena consecuencia del caso presentado por la actual Vicepresidenta sería la posibilidad de conseguir mayor transparencia sobre la forma en que las plataformas editan sus contenidos para los usuarios, sus resultados, y sugieren enlaces.

Como bien dice Andrés Piazza, “desconocer cómo trabaja un algoritmo que incide en la información de millones de personas -y, en consecuencia, en sus vidas- es un problema para los usuarios y también para las empresas”.

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