por Ximena Tordini /
En forma silenciosa y sin debate público de por medio, oficinas de seguridad del Estado nacional importan las más avanzadas tecnologías de identificación. Según esta suerte de Ministerio del Amor orwelliano, el reconocimiento de retinas oculares puede tener fines humanitarios y de ayuda social, y la lucha contra el terrorismo se confunde con una vigilancia milimétrica de los movimientos urbanos y las transacciones. Sonríe, te estamos biometrizando.