Juntos somos más… contra el canon digital

Este artículo fue publicado por la revista Chamuyoweb.

La iniciativa parlamentaria de cobrar un canon a los soportes tecnológicos que sirven para almacenar, reproducir y distribuir archivos puso el grito en el cielo de los usuarios. Martín Becerra y Beatriz Busaniche, dos de los más reconocidos expertos en TIC’s que abordaron la materia, explican el por qué de tanto enojo.

La polémica suscitada a raíz del proyecto de ley que estipula el cobro de un canon a los productos tecnológicos que sirvan para almacenar, distribuir y reproducir archivos tiene en el profesor de la Universidad de Quilmes e investigador del Conicet Martín Becerra y en la licenciada en Comunicación Social y miembro de la Fundación Vía Libre Beatriz Busaniche a dos de sus principales motorizadores.

Estos referentes en las discusiones sobre las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) y los procesos culturales que se abren con ellas fueron dos de los que más y mejor argumentaron contra la iniciativa elaborada por los senadores del Frente para la Victoria Miguel Ángel Pichetto y del socialismo Rubén Giustiniani que buscaban implementar el canon digital con la complacencia de las entidades privadas del ámbito artístico.

Tanto Becerra como Busaniche no dudan en catalogar el proyecto como una propuesta que ampliará la “brecha digital” entre los usuarios de mayores y menores recursos económicos, que expone una “concepción regresiva de legislar” y que significa una “medida ridícula por dónde se la mire”. Parte de las consideraciones que obligaron a posponer el debate en la Cámara alta el pasado 29 de junio, ante el abrumador rechazo de los usuarios.

“El efecto del canon digital es el encarecimiento de los soportes de almacenamiento, reproducción y distribución de contenidos sociales con la carga social que ello supone, es decir, con su secuela regresiva en la brecha digital, y con el mayor costo para los artistas de acceder a los insumos con que realizan su labor”, denuncia Becerra al tiempo que pone la lupa sobre los propios gestores que las entidades dicen defender al apoyar el proyecto.

“Imponer un gravamen sobre la copia privada no es más que darle a Sadaic, Argentores, Aadi-capif, la potestad de cobrarnos por algo que supuestamente hacemos en nuestros hogares (…) porque esta medida da por sentado que todo lo que hacemos con los dispositivos digitales es copiar obras de su repertorio”, subraya por su parte Busaniche el motivo central de esta normativa: el de recaudar más dinero para palear el supuesto impacto de la piratería.

Por otra parte, “al no ser un impuesto (el canon) es administrado por este tipo de entidades, lo que además supone una menor posibilidad de auditoría social sobre el destino y manejo de los fondos recaudados”, advierte el licenciado en Ciencias de la Comunicación de la UBA sobre las posibilidades reales de que ese dinero se distribuya como lo estipula la iniciativa S-3732/10 (ver nota “El canon de por si las dudas”).

Así, una de las consecuencias de la implementación del canon digital sería “engrosar las arcas de las entidades de gestión que no se caracterizan por su transparencia pública y que actúan sistemáticamente contra los ciudadanos y consumidores que usamos internet. Estas entidades sólo buscan renta, por lo cual, tampoco se fomentan las artes”, dispara, decidida, la miembro fundadora de Wikimedia Argentina y graduada de la Universidad de Rosario.

¿Pero qué posibilidades hay de debatir sobre Propiedad Intelectual en internet? ¿Es necesario legislar sobre los usos y consumos que se generan en la Web? ¿Las nuevas herramientas tecnológicas y los cambios de hábito que impone internet son los suficientemente arrolladores para ponerle límites a las nuevas prácticas culturales o las leyes del mercado bastan para regularlas?

“Es muy poco serio seguir discutiendo la propiedad intelectual en los términos que lo hace la industria. Está comprobado que siguen facturando igual o más que antes, que el slogan de que cada copia mata un músico es una falsedad. Lo que falta es pensar cómo vamos a hacer para potenciar nuevos modelos de producción cultural e incluso nuevos negocios (…) y el acceso amplio a la cultura. Esos son nuestros objetivos”, planta bandera Busaniche.

“Es deseable legislar Internet porque lo que no se regula por ley se regula a través de la mercantilización. Por ejemplo, creo que sería importantísima una ley que garantice la neutralidad de la Red, es decir (…) que las empresas no puedan discriminar tarifas en función del tipo de uso que los usuarios realizan. También me parece que es fundamental garantizar mejores condiciones de acceso a Internet”, cierra y propone a futuro Becerra.

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